Cuidado con las lesiones si eres corredor
Correr está de moda y cada vez son más las personas que se animan a practicar running, solos o con amigos. Es un deporte muy completo que no sólo está reservado a los más jóvenes. Queda demostrado en las carreras populares de 5 y 10 kilómetros, en las que cada vez más gente, de diferentes edades, se anima a participar. Muchas personas que nunca antes han corrido, se están apuntando a hacerlo por todo lo que implica esta disciplina: rutina, poder desestresante, mejora en la condición física y tiempo de ocio para quien lo practica.
Prepararse para correr
Pero el running también tiene su cara B, su parte menos amable: las lesiones. Para evitarlas hay que preparar las carreras lo mejor posible y sin excesos, siendo conscientes de lo que cada uno es capaz de hacer. Es muy importante tomar en cuenta una serie de factores como la realización de calentamientos y estiramientos, tener una buena técnica de carrera, programarse descansos y contar con un calzado lo más adecuado posible. De hecho muchos corredores utilizan plantillas ortopédicas, para evitar posibles daños en el cuerpo y poder así correr mucho mejor.
Todos estos elementos son fundamentales a la hora de practicar un deporte, más si se es novato. De hecho, el fallo de muchas personas de mediana edad que nunca antes han corrido y se animan a hacerlo es que piensan que cuando uno sale a correr sólo debe de hacer eso, correr. Un rodaje constante hasta que el cuerpo aguante, sin preparación y olvidándose de estirar los músculos, una vez que se termina.
Lesiones más comunes
Lo cierto es que, aun tomando todas las precauciones posibles, nadie está exento de padecer una lesión practicando running, al tratarse de un deporte de impacto para nuestro cuerpo. Se suelen tratar con reposo, frío y un buen fisioterapeuta, pero siempre es bueno acudir a la consulta del traumatólogo para que valore la lesión. Las más comunes son:
- Fascitis plantar: Inflación de la fascia plantar que provoca dolor en el talón y que se produce, en muchas ocasiones, al aumentar el nivel de entrenamiento. Esta afección la padecen también muchas personas que no hacen deporte, pero tienen sobrepeso o permanecen muchas horas de pie. En este caso es muy importante el tipo de calzado que se use para practicar deporte.
- Periostitis tibial: inflamación de la membrana adherida a los huesos de la zona de la tibia, por aumentar la distancia del entrenamiento o correr por terrenos duros. Produce un importante dolor en la parte interna de la tibia. En este caso se recomienda un estudio de la pisada realizado por un podólogo.
- Tendinitis Aquílea: es una inflamación del tendón de Aquiles por entrenar mucho, correr en superficies duras y por falta de elasticidad de los gemelos y sóleos. Provoca dolor encima del talón. Para evitarla es importante fortalecer los músculos del tren inferior.
- Tendinitis rotuliana: es una inflamación del tendón rotuliano por sobrecarga y repetición de movimientos. Provoca dolor al flexionar la rodilla y debajo de la rótula mientras la persona corre. Para evitarla es importante fortalecer tanto los cuádriceps como los isquiotibiales.
- Rotura fibrilar de isquiotibiales: Provoca dolor en la parte posterior de la pierna, en posición flexionada y extendida. Para evitarla es muy importante calentar y estirar esta zona.
- Condropatía rotuliana: Se trata de una lesión del cartílago de la rótula que causa dolor en la parte anterior de la rodilla. En ocasiones es necesario por una infiltración articular para disminuir el dolor.
Estas son algunas de las lesiones que se deben de tener en cuenta a la hora de empezar a correr. La mayoría mejoran con reposo, frío y rehabilitación, aunque hay ocasiones en las que si la lesión es importante hay que realizar una cirugía.
También es recomendable acudir a la consulta del cardiólogo para conocer cuál es el estado del corazón antes de aumentar el ejercicio. En este caso, la prueba de esfuerzo o ergometría es el mejor examen para saber si una persona puede aumentar el ritmo o la distancia a recorrer.
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