Mononucleosis: la enfermedad del beso
La enfermedad del beso o mononucleosis es una infección producida por el virus Epstein-Barr, que pertenece a la familia de los herpes. Afecta a los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos que se encuentran en la sangre y que forman parte del sistema inmunológico de las personas. Se denomina así porque se transmite a través de la saliva, ya sea con besos, por compartir utensilios que han estado en la boca de la persona infectada o mediante la tos o el estornudo. La infección se produce sobre todo en la infancia, en niños de entre 4 y 12 años y se desarrolla en la adolescencia o en adultos jóvenes, con un periodo de incubación de entre 30 y 50 días.
Existen pruebas médicas que sirven para diagnosticar la enfermedad, mediante la saliva, la sangre o el tejido linfoide. En un análisis de sangre, el hemograma muestra un aumento de los leucocitos a causa de una mayor producción de linfocitos. Si el hígado está afectado por la enfermedad también pueden elevarse las enzimas hepáticas. Pero el diagnóstico definitivo se realiza con el estudio de los anticuerpos.
Principales síntomas
En ocasiones el contagio puede ser asintomático o dar la cara en forma de debilidad o cansancio, no haciendo sospechar de mononucleosis infecciosa y sí, por ejemplo, de una gripe. Pero por lo general sigue unos patrones marcados, durante unos 10 o 14 días:
- Dolor de garganta o amigdalitis estreptocócica que no responde a los antibióticos.
- Fatiga, debilidad general, astenia.
- Dolor de cabeza.
- Rinitis.
- Hepatitis.
- Fiebre elevada.
- Ganglios inflamados en cuello y axilas.
- Erupción cutánea.
- Inflamación del bazo o esplenomegalia y aumento del hígado.
La fiebre, el dolor de cabeza y garganta pueden desaparecer pasada una semana, pero la inflamación de los ganglios y el bazo, así como la sensación de fatiga, pueden perdurar más de un mes. El riesgo de complicaciones es muy bajo, aunque hay casos en los que se produce rotura de bazo, problemas hepáticos, meningitis o neumonía.
Prevención y tratamiento de la mononucleosis
Al ser un virus que se contagia por la saliva, lo mejor para evitarlo es no dar besos ni compartir alimentos o utensilios que se lleven a la boca. También es importante lavarse las manos con frecuencia. El virus Epstein-Barr permanece en la saliva varios meses después de la infección. La mayoría de los adultos son inmunes a este virus, por lo que no es necesario que la persona infectada permanezca aislada.
No existe ninguna vacuna para prevenir la enfermedad del beso, por lo que su tratamiento es sintomático. Antiinflamatorios, analgésicos y antipiréticos son los principales medicamentos que se suministran al paciente, al que se le recomienda reposo, una buena alimentación e hidratación. No se prescriben antibióticos porque no son efectivos para los virus, a menos que el médico confirme que además existe una infección bacteriana. Ante la aparición de complicaciones se pueden administrar corticoides.
Aunque los síntomas de la mononucleosis infecciosa duran unas dos semanas, las personas que la padecen pueden estar hasta tres meses hasta que recuperan su estado de salud normal. Para ello es importante el descanso y la vuelta a la rutina de una manera paulatina, para evitar una recaída.
Ante cualquier síntoma que pueda indicar que padeces la enfermedad del beso, debes acudir al médico. Confirmará el diagnóstico y te indicará las pautas a seguir para paliar los síntomas y evitar el contagio de otras personas.
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