¿Para qué sirve una laringoscopia?
- Esta prueba se utiliza para detectar anormalidades en la garganta y la laringe, que pueden incluir una amplia gama de patologías, desde leves a más graves.
- Después de una laringoscopia, el paciente puede experimentar dolor de garganta, ronquera temporal y molestias al tragar.
Una laringoscopia es un procedimiento diagnóstico que permite a los médicos examinar en detalle la laringe, parte de la garganta donde se encuentran las cuerdas vocales, y las áreas circundantes. Esta exploración ofrece valiosa información sobre diversas afecciones y trastornos de la laringe y la garganta.
¿Para qué sirve una laringoscopia y cuándo se solicita?
La laringoscopia se realiza, principalmente, para diagnosticar y evaluar los problemas de la garganta y las vías respiratorias, cuando un paciente presenta problemas en la garganta o en la voz y otras pruebas menos invasivas no han ofrecido un diagnóstico concluyente.
Es una parte integral en el diagnóstico y tratamiento de una variedad de afecciones y es un componente esencial del cuidado otorrinolaringológico, incrementando las posibilidades de encontrar y tratar con éxito cualquier anomalía en sus etapas iniciales.
El examen se puede solicitar cuando existen síntomas y signos como:
- Dolor de garganta persistente.
- Tos con sangre.
- Sensación de tener algo atrapado en la garganta.
- Cambios en la voz como ronquera. Muchas veces están provocados por nódulos en la garganta. Las imágenes de estos bultos benignos se pueden conseguir con esta prueba.
- Dificultad para tragar.
- Sospecha de una lesión o infección.
- Cuando ha aparecido una anomalía en otra prueba, como puede ser una radiografía.
Además, también puede utilizarse para:
- Recoger muestras de tejido para biopsias.
- Verificar tumores en la garganta o laringe.
- Encontrar la causa de la respiración ruidosa o estirada.
- Evaluar la dificultad para hablar o la voz ronca.
- Localizar y eliminar un cuerpo extraño en la garganta o vía aérea, especialmente en situaciones de urgencia.
Tipos de laringoscopias
La elección del tipo de laringoscopia dependerá de los síntomas específicos del paciente, las condiciones médicas previas y lo que el otorrinolaringólogo necesite observar o tratar. Este procedimiento es una herramienta vital en el diagnóstico y manejo de diversas afecciones de la laringe y la garganta, proporcionando información crítica que puede guiar el tratamiento y mejorar los resultados para el paciente.
Existen distintos tipos. Los principales son: indirecta, rígida y de fibra óptica flexible.
Laringoscopia indirecta
Este es el método más sencillo y menos invasivo. Durante el procedimiento, que no requiere preparación, el médico utiliza un espejo pequeño, que se coloca en la parte posterior de la garganta del paciente. El especialista luego ilumina el espejo para visualizar la laringe y las cuerdas vocales. El paciente debe abrir la boca y protruir la lengua. Es un procedimiento rápido que puede provocar un reflejo de arcada en el paciente.
Este tipo de laringoscopia se realiza sin anestesia o con anestesia local y es breve, habitualmente dura solo unos minutos. Es útil para evaluaciones rutinarias y para pacientes que no pueden someterse a procedimientos más invasivos.
Laringoscopia directa rígida
Requiere ayuno de varias horas antes del procedimiento. Se lleva a cabo bajo anestesia general en un quirófano, por lo que el paciente estará dormido y no sentirá nada mientras se realiza el examen.
Durante el procedimiento, el médico utiliza un laringoscopio rígido, un tubo metálico largo y delgado, para obtener una vista directa de las vías respiratorias del paciente. Esta técnica proporciona la mejor visualización de la laringe, permitiendo realizar biopsias y otros procedimientos quirúrgicos si es necesario. Puede causar cierta incomodidad posterior, como dolor de garganta, pero proporciona información valiosa que no puede ser alcanzada a través de otros métodos.
La laringoscopia rígida puede durar entre 30 minutos y una hora, dependiendo de si se realizan procedimientos adicionales.
Laringoscopia de fibra óptica flexible
En esta prueba también puede ser necesario un anestésico en spray para adormecer la nariz y la garganta. Al paciente se le puede pedir que esté en ayunas si se anticipa la administración de sedación.
Se utiliza un tubo flexible delgado con una cámara en su extremo, que se inserta a través de la nariz y baja hasta la garganta. Este procedimiento se realiza normalmente con el paciente despierto y se puede administrar un anestésico local para minimizar las molestias.
La laringoscopia flexible permite examinar áreas que serían difíciles de ver con los otros métodos. Además, el paciente puede hablar y cantar durante el procedimiento, lo que proporciona información valiosa sobre el movimiento de las cuerdas vocales en acción. Asimismo, el médico le puede pedir que realice ciertas acciones, como hablar o tragar para evaluar el funcionamiento de la laringe y las cuerdas vocales. Este procedimiento tiene una duración de 5 a 15 minutos.
¿Qué detecta una laringoscopia?
Esta prueba se utiliza para detectar anormalidades en la garganta y la laringe, que pueden incluir una amplia gama de patologías, desde algunas leves que requieren de seguimiento a problemas serios que necesitan una intervención inmediata. Las más comunes serían:
- Inflamación y lesiones en las cuerdas vocales. Sirve para determinar si es necesario una operación de nódulos de las cuerdas vocales.
- Crecimientos benignos y cánceres en la laringe.
- Signos de infecciones como laringitis.
- Causas de dificultades para tragar o sentir un «nudo» en la garganta.
- Presencia de cuerpos extraños en la laringe o la tráquea.
- Estrechamiento o bloqueo de las vías respiratorias.
Preparación para la prueba
Para prepararse adecuadamente para una laringoscopia, es crucial seguir las instrucciones proporcionadas por el médico, ya que los requisitos de preparación pueden variar según el tipo y las necesidades individuales del paciente.
- Ayuno. Para las laringoscopias que requieren anestesia general, normalmente se pide un ayuno de 6 a 12 horas antes del procedimiento para evitar el riesgo de aspiración (que el contenido del estómago pase a los pulmones).
- Medicamentos. Es importante informar al médico acerca de cualquier medicación que esté tomando el paciente, incluidos suplementos y medicinas sin receta, ya que pueden ser necesarios ajustes antes del procedimiento. En particular, pueden necesitar ser suspendidos temporalmente medicamentos que afectan la coagulación, como la aspirina.
- Anestesia. En función del tipo, se utiliza anestesia local, sedación o anestesia general. El médico discutirá con el paciente cuál es la más adecuada y le informará sobre los riesgos específicos relacionados con la anestesia.
- Consentimiento informado. Previo al procedimiento, el paciente deberá firmar un consentimiento informado después de que le hayan explicado los detalles del procedimiento, los riesgos involucrados y las alternativas disponibles.
Complicaciones de la laringoscopia y riesgos
Aunque se consideran procedimientos seguros, como cualquier intervención médica, conllevan ciertos riesgos y posibles complicaciones. Las principales son:
- Reacciones alérgicas a la anestesia. Algunos pacientes pueden experimentar reacciones adversas a la anestesia local o general, que van desde ligeras náuseas hasta respuestas alérgicas graves.
- Sangrado. Es más probable si se realiza una biopsia o algún otro procedimiento quirúrgico durante la laringoscopia. El sangrado suele ser menor y se controla fácilmente.
- Infección en el sitio de la biopsia. Existe un pequeño riesgo de infección después de una biopsia o cualquier intervención que implique cortes o heridas.
- Lesiones menores en los dientes o tejidos mediante el procedimiento directo rígido. La manipulación de los instrumentos puede causar lesiones en los dientes, los labios, la lengua o la garganta. En el caso del procedimiento directo rígido, hay un riesgo (aunque bajo) de dañar estructuras de la garganta.
- Laringoespasmo. Es una contracción repentina de las cuerdas vocales que dificulta la respiración; es una reacción posible pero rara.
La mayoría de los pacientes experimentan únicamente molestias menores después del procedimiento, como dolor de garganta o nariz, que se resuelven en poco tiempo. Sin embargo, cualquier síntoma preocupante posterior al procedimiento debe consultarse con el médico.
Recuperación tras el procedimiento
Después de una laringoscopia, el paciente puede experimentar dolor de garganta, ronquera temporal y molestias al tragar. Estos síntomas generalmente son leves y mejoran al poco tiempo. Se deben seguir las instrucciones del médico respecto a la recuperación, que pueden incluir el reposo de la voz, la hidratación y el uso de medicamentos para el dolor según sea necesario.
Laringoscopia pediátrica
El abordaje de las laringoscopias en niños requiere consideraciones especiales debido a su anatomía única, nivel de ansiedad y necesidades específicas. Aunque los fundamentos del examen siguen siendo consistentes con los de los adultos, se aplican técnicas y procedimientos adaptados para garantizar la seguridad y eficacia al tratar con pacientes pediátricos.
Las laringoscopias pediátricas son a menudo solicitadas por razones similares a las de los adultos, incluyendo:
- Diagnóstico de problemas de respiración.
- Evaluación de ronquidos y apnea del sueño.
- Dificultades para tragar.
- Sospecha de cuerpos extraños en la garganta.
- Evaluación de trastornos de la voz o ronquera.
Además, pueden ser fundamentales para el diagnóstico de estenosis subglótica, laringomalacia, parálisis de cuerdas vocales, y otras condiciones congénitas o desarrolladas.
Preparación, realización y riesgos
La preparación para una laringoscopia pediátrica puede incluir explicaciones adaptadas a la edad para preparar al niño, dependiendo de su nivel de comprensión. La sedación o anestesia general se usa para asegurar que el niño permanezca inmóvil y no sienta que la laringoscopia duele. Esto es particularmente importante ya que la cooperación de un niño pequeño o un bebé no se puede garantizar de la misma manera que con un adulto o un adolescente.
El procedimiento en sí se realiza típicamente con técnicas flexibles o rígidas, dependiendo de la necesidad de evaluación o tratamiento. Las técnicas flexibles son preferidas para una evaluación menos invasiva, mientras que las técnicas rígidas pueden ser necesarias para intervenciones directas, tales como la extracción de cuerpos extraños o biopsias.
Los riesgos y complicaciones asociadas a la laringoscopia en población pediátrica son similares a los de los adultos, pero pueden tener implicaciones diferentes debido a la menor dimensión de las vías aéreas en niños. La preparación meticulosa y el monitoreo durante y después del procedimiento son esenciales para minimizar los riesgos de laringoespasmo, reacciones adversas a la anestesia, o lesiones a las estructuras de la garganta.
Tras la prueba, la recuperación varía según la edad del niño, el tipo específico realizado, y la reacción individual al procedimiento. Los padres reciben instrucciones claras sobre cómo manejar la posible incomodidad posterior al procedimiento, incluyendo dolor de garganta o dificultades al comer.
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