Qué es la espondilosis y cómo tratarla
- La enfermedad se caracteriza por la erosión o desgaste de los discos intervertebrales, lo que produce rigidez, dolor y limitación en el movimiento.
- El avance de la espondilosis puede llevar a una calidad de vida significativamente reducida.
La espondilosis es un trastorno degenerativo que provoca cambios en las vértebras de la columna vertebral. Es una forma de artritis degenerativa crónica en la que se produce un desgaste progresivo de los tejidos suaves, cartílago y huesos en los que se insertan los músculos. Puede afectar además a la cadera, las rodillas, la columna cervical y los hombros.
En la mayoría de los casos, la espondilosis se caracteriza por la formación de bultos y nudos en los discos intervertebrales y articulaciones vertebrales. Estas lesiones pueden causar una variedad de síntomas, que incluyen el dolor lumbar, rigidez e incluso debilitamiento muscular.
A medida que los huesos y los discos intervertebrales envejecen, suelen someterse a cambios degenerativos, como el desgaste y el engrosamiento. Por eso, la espondilosis generalmente empieza entre los 30 y los 50 años, y es más común en personas mayores de 40 años. Las zonas del cuerpo más afectadas por la espondilosis son los hombros y la parte superior de la espalda, los dedos de las manos, los tobillos y las rodillas.
No hay que confundir este trastorno con la espondiloartrosis, que es una enfermedad reumática crónica inflamatoria que se refiere a la formación de artritis en la columna vertebral, provocando el deterioro cartilaginoso en las articulaciones.
Síntomas de la espondilosis
Esta afección generalmente no causa dolor, pero su avance puede llevar a una calidad de vida significativamente reducida. Los síntomas y signos de espondilosis son similares a los de otros trastornos de la columna vertebral, como la artritis. Aunque los cambios se producen en toda la columna, los síntomas se notan sobre todo en la zona lumbar. Los principales síntomas de la espondilosis lumbar o de otras zonas son:
- Dolor. Se siente generalmente en la región lumbar (espondilosis lumbar), pero también puede extenderse a otras áreas del cuerpo, como la cadera, el muslo o el abdomen. El dolor también puede aparecer con la actividad o al cambiar de posición. Algunas personas experimentan dolor constante, mientras que otras sólo lo notan de vez en cuando.
- Rigidez de la columna vertebral, especialmente por la mañana, así como en el cuello y hombros.
- Inflamación en la columna vertebral.
- Debilidad muscular.
- Pérdida de movilidad en las articulaciones.
- Disfunción muscular.
- Hinchazón, calambres o entumecimiento de los músculos.
- Formación de crecimientos óseos (espolón) en la columna vertebral.
Estos síntomas van y vienen, pero su intensidad y frecuencia pueden variar según el estado y la ubicación de la espondilosis.
Por qué se produce la espondilosis: factores de riesgo
Dado que existen muchos factores, puede ser difícil identificar exactamente las causas de espondilosis. Algunos de ellos son edad avanzada, historial de lesiones, sedentarismo, genética y obesidad.
- Edad. Se sabe que el desgaste de los discos vertebrales aumenta con la edad. Las personas mayores de 40 años son más propensas a desarrollar esta condición.
- Estilo de vida. Quienes tienen una vida sedentaria cuentan con mayor probabilidad de desarrollar espondilosis. Esto se debe a que la inactividad contribuye a la pérdida de masa muscular y debilita la columna.
- Sexo. Estudios recientes han demostrado que las mujeres parecen tener más probabilidades de desarrollar espondilosis que los hombres.
- Sobrepeso y obesidad. La obesidad incrementa la presión sobre la espalda y los discos, lo que aumenta el riesgo de desarrollar espondilosis.
- Genética y herencia. Cuando se investigan casos de espondilosis en la familia, los resultados suelen ser positivos. Esto significa que los miembros de la familia pueden desarrollar la condición si no toman precauciones.
Otro factor que contribuye a la espondilosis es la fractura ósea. Estas fracturas se pueden presentar como el resultado de una caída, accidente u otra lesión. La fractura ósea en la columna vertebral puede provocar la erosión de los discos intervertebrales y las articulaciones, lo que puede conducir a la formación de bultos óseos.
Otro motivo para la espondilosis es el desgaste y la desviación de la columna vertebral. Con el tiempo, la columna vertebral se vuelve más débil, lo que ocasiona que los discos y las articulaciones comiencen a desviarse. Esto reduce la flexibilidad de la columna y la hace más propensa al daño y a la formación de cicatrices óseas.
Es importante tener en cuenta que hay factores de riesgo que no se pueden controlar (edad, sexo y genética). Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para minimizar el riesgo. Esto incluye hacer más actividad física, llevar un peso saludable y evitar actividades que puedan dañar la espalda.
Zonas del cuerpo afectadas por la espondilosis
La espondilosis afecta principalmente a la columna vertebral. Esta enfermedad también es conocida como artrosis vertebral o artrosis de la columna vertebral y se caracteriza por la erosión o desgaste de los discos intervertebrales, lo que produce rigidez, dolor y limitación en el movimiento. Las áreas afectadas con mayor frecuencia por la espondilosis suelen coincidir con el cuello, los hombros y la parte baja de la espalda.
El dolor en estas zonas se debe a que los discos intervertebrales se van erosionando y al bajo flujo sanguíneo del área, causando una limitación en el movimiento y debilitamiento de los músculos proximales. Además, el extremo del cuello y la región lumbar son los dos sitios donde generalmente aparecen vendajes o hernias discales causados por la espondilosis.
El dolor localizado en estas áreas se puede agudizar al realizar ciertas actividades cotidianas, como levantar objetos pesados, sentarse durante mucho tiempo o realizar movimientos de extensión o flexión repetidos con el tiempo. Estas actividades pueden afectar a personas que sufren de espondilosis de diferentes formas, desde un leve dolor hasta la completa pérdida del movimiento en el área afectada. Por todo esto, los pacientes con espondilosis deben reducir las actividades diarias pesadas, adoptar una postura correcta y cuidar la columna vertebral para el buen manejo de los síntomas de esta enfermedad crónica.
Además, el uso de tratamientos no farmacológicos como fisioterapia puede ser extremadamente útil para ayudar a manejar los síntomas tanto en el cuello como en la parte baja de la espalda.
Tipos de espondilosis
A la hora de identificar cuántos tipos de espondilosis hay, es necesario remarcar que cada uno de ellos tiene síntomas, tratamientos y formas de prevención diferentes.
- Espondilitis anquilosante. Es un tipo de espondilosis autoinmune crónica, caracterizada por inflamación progresiva de la columna vertebral y articulaciones sacroilíacas (SI). La enfermedad comienza con dolor lumbar, molestias entre las vértebras lumbares y sacroilíacas, rigidez articular por la mañana y el desarrollo de nódulos reumatoides en la espalda. Otras áreas comunes de afectación son la cadera, rodillas y otras articulaciones periféricas. Los tratamientos incluyen antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), esteroides, agentes biológicos, fisioterapia y terapia física.
- Osteoartritis espinal. Es un tipo de espondilosis degenerativa crónica que implica la descomposición articular en la columna vertebral. Los síntomas incluyen dolor lumbar, rigidez articular, deterioro de la movilidad y dificultades para levantar el tronco. El tratamiento incluye AINEs, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.
- Espondilodiscitis. Es un tipo de espondilosis infecciosa que se produce cuando las bacterias u otros organismos invaden una articulación espinal. Los síntomas incluyen fiebre, dolor lumbar, debilidad muscular y rigidez en la columna lumbar. El tratamiento para esta afección implica el uso de antibióticos y, en algunos casos, cirugía.
- Estenosis espinal. Es una afección que causa el endurecimiento del conducto raquídeo que contiene las raíces nerviosas y los nervios que se extienden de la columna vertebral. Se caracteriza por dolor lumbar, rigidez, debilidad muscular en las piernas y problemas para caminar o levantar el tronco. Los tratamientos incluyen antiinflamatorios, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.
- Degeneración espinal discal. Es una afección que causa el desgaste de los discos entre las vértebras de la columna, provocando dolor lumbar, rigidez, debilidad muscular en las piernas y problemas para caminar o levantar el tronco. El tratamiento para esta afección implica el uso de AINEs, relajantes musculares, terapia física y, en algunos casos, cirugía.
Si atendemos a la ubicación de este trastorno degenerativo podemos hablar de:
- Espondilosis cervical. Incluye los cambios en los discos cervicales y articulaciones.
- Espondilosis torácica: Incluye los cambios en los discos torácicos y articulaciones.
- Espondilosis lumbar. Los cambios se producen en los discos lumbares y articulaciones. El 80% de los síntomas de esta patología están en la zona lumbar.
- Espondilosis dorsal. Contiene los cambios en los discos y articulaciones de la columna vertebral y la parte superior de la espalda. Aparecen menos síntomas, al ser una zona que se mueve menos.
- Espondilosis bilateral. Consiste en la degeneración de los discos intervertebrales, con una afección de ambos lados de la espina dorsal. En la mayoría de los casos, se produce en la columna vertebral lumbar, provocando una reducción de altura de los discos intervertebrales en ambos lados de la columna.
Diagnóstico de la espondilosis
Las pruebas diagnósticas para confirmar el diagnóstico de espondilosis, que puede incluir la degeneración de los discos intervertebrales y la inflamación de estructuras articulares, son:
- Análisis de sangre. El médico puede realizar pruebas específicas para detectar si hay inflamación en las articulaciones y los tejidos involucrados. Estas pruebas pueden incluir la medición de niveles de proteína C-reactiva (CRP), estimulando la hormona de liberación de gonadotropinas (GnRH), ácido úrico, creatinina y otras pruebas específicas.
- Radiografías. Se usan para detectar alteraciones en los huesos y las articulaciones relacionadas con el proceso de degeneración de la espondilosis. Las radiografías también se utilizan para proporcionar una imagen clara de la anatomía de la columna y para evaluar el grado de compresión de los nervios.
- Resonancia magnética. Es una prueba de imagen usada para detectar anomalías en los discos intervertebrales, articulaciones y tejidos blandos. También se utiliza para evaluar el grado de compresión de los nervios y detectar el daño a nivel óseo.
Todas estas pruebas son útiles para evaluar el grado de degeneración de los discos intervertebrales y de los nervios, para identificar la presencia de inflamación en las articulaciones y para visualizar la estructura de los músculos y los ligamentos. Aunque el reumatólogo es el médico encargado de tratar esta patología, en ocasiones los traumatólogos y los neurólogos también la atienden.
Tratamiento de la espondilosis
El tratamiento para la espondilosis lumbar u otra zona depende de la severidad de los síntomas y la cantidad de daño causado. Existen algunos tratamientos eficaces que pueden ayudar a aliviar el dolor y mejorar la movilidad.
- Reposo. Es esencial y hace referencia a la importancia de evitar la actividad excesiva que puede provocar dolor y empeorar la condición. También se recomienda moverse lentamente y estirar regularmente para ayudar a aliviar los dolores musculares y reducir la rigidez.
- Analgésicos y antiinflamatorios. Son útiles para aliviar el dolor y la inflamación. Siempre bajo prescripción médica, se recomienda usar estos medicamentos solo para episodios de dolor intenso, especialmente en las etapas más tempranas del tratamiento.
- Fisioterapia y terapia ocupacional. Son tratamientos no quirúrgicos efectivos para la espondilosis. Con la presencia de un profesional sanitario, incluyen masajes suaves, terapia de ejercicios a medida y uso de calor, frío y películas de ultrasonido. Estas técnicas pueden ayudar a aliviar el dolor, fortalecer la región lumbar y mejorar la flexibilidad.
Si ninguna terapia resulta efectiva pueden ser necesarios tratamientos quirúrgicos tales como la fusión de la columna vertebral, la descompresión de la médula espinal, el bloqueo de la artritis para reducir el dolor e incluso la remoción de las costillas para aliviar el dolor. Estos tratamientos invasivos están enfocados a mejorar los síntomas, pero no detienen la evolución de la enfermedad.
Remedios caseros para la espondilosis
Aunque la terapia para tratarla puede variar de persona a persona, hay algunos remedios caseros que los pacientes pueden probar. Hablamos de:
- Suplementos como la glucosamina o la condroitina para ayudar a fortalecer los huesos y reducir la inflación.
- Ejercicios específicos y estiramientos para combatir el dolor y ayudar a mejorar la función de los músculos.
- Nutrientes hidratantes como las algas y las frutas son ricos en sustancias que aumentan la absorción de agua y pueden ayudar a proteger los tejidos articulares. El aceite de oliva también es un gran aliado; contiene ácidos grasos esenciales que ayudan a aliviar el dolor.
- Consumo de alimentos ricos en colágeno también puede ayudar a proporcionar mayor elasticidad en las articulaciones, combatiendo así la rigidez.
Estos remedios caseros son sólo algunas de las formas en que un paciente puede aliviar los síntomas de la espondilosis, pero siempre deben consultarse con un profesional de la salud antes de intentar cualquier tratamiento. Por último, recuerda que una dieta saludable y el ejercicio adecuado son clave para mantener una buena salud y prevenir el desarrollo de la espondilosis.
Complicaciones de la espondilosis
Esta enfermedad degenerativa del disco intervertebral (DDD puede conducir a complicaciones en la salud de los adultos mayores. Pueden consistir en:
- Dolor crónico. El dolor puede ser leve, moderado o intermitente y puede estar causado por el desgaste y la presión sobre los discos intervertebrales, los músculos, los ligamentos y los nervios de la columna vertebral. Estos niveles de dolor con el tiempo pueden empeorar si no reciben tratamiento.
- Limitación de movimiento. La restricción de movimiento en la columna vertebral debido al desgaste de la columna puede empeorar con el tiempo si no se recibe el tratamiento adecuado. Muchas personas mayores con diagnóstico de espondilosis pueden sufrir limitación de movimiento, así como dolor intenso que impide su movilidad.
Además de los dolores y limitaciones de movimiento, hay otros síntomas y complicaciones relacionados con la espondilosis. Estos incluyen entumecimiento, hormigueo, debilidad en las extremidades, y raramente, afecciones cardíacas, respiratorias o urinarias. Estas complicaciones ocurren cuando los discos intervertebrales se desgastan y presionan los nervios adyacentes.
Estos síntomas pueden ser difíciles de manejar y pueden limitar gravemente la actividad y calidad de vida de una persona. Los principales tratamientos para las complicaciones de la espondilosis son los tratamientos farmacológicos y terapéuticos. Ayudan a aliviar el dolor, mejorar la movilidad y reducir el riesgo de complicaciones adicionales.
Agravación con el tiempo o la edad
Uno de los principales temas de discusión en relación con la espondilosis es si la enfermedad se agrava con el tiempo o la edad. Algunos médicos creen que, con el paso de los años, el tejido conectivo de las articulaciones intervertebrales puede debilitarse, lo que causa un aumento en la rigidez de la columna vertebral. Esto, a su vez, puede llevar a una mayor limitación en el movimiento, lo que podría agravar la enfermedad con el tiempo.
Sin embargo, también se cree que algunos casos de espondilosis pueden agravarse con la edad debido a la disminución natural de la elasticidad de los tejidos conectivos y el aumento de la rigidez de la columna vertebral natural del envejecimiento. Esto puede ser aún más pronunciado si la persona es sedentaria o no realiza ejercicio regularmente.
En última instancia, la respuesta a la pregunta de si la espondilosis se agrava con el tiempo o la edad depende de varios factores, incluidas las actividades diarias, la edad del paciente, el estado general de salud y el grado de espondilosis.
Prevención de la espondilosis
Aunque sea una enfermedad crónica, el dolor puede ser controlado con una correcta prevención. Ser consciente de los signos de la espondilosis es una forma efectiva de prevenirla y mantener la salud de la columna vertebral. Si dos o más de los siguientes síntomas se presentan constantemente, puede ser un signo de espondilosis:
- Dolor en la parte baja de la espalda.
- rigidez en la parte baja de la espalda.
- Dolor que comienza en la espalda y se irradia a las piernas.
- Limitación de movimiento.
- Dificultad para realizar ciertos movimientos, como levantar cosas pesadas.
Otra forma efectiva de prevenir la espondilosis es realizar ejercicio. Los ejercicios aeróbicos, como caminar o trotar, ayudan a fortalecer los músculos relacionados con la columna vertebral, reduciendo el dolor. También el yoga puede ser útil para mejorar la fuerza, la flexibilidad y la postura.
Además, es importante que los adultos y los niños mantengan una buena postura al sentarse y levantarse. Por último, intenta no levantar objetos muy pesados, y si lo haces, asegúrate de levantarlos con la espalda recta. Con estas simples prácticas, la espondilosis se puede prevenir eficazmente.
Si crees que puedes tener espondilosis debes acudir al médico para que, con la historia clínica y las pruebas que considere necesarias, realice un diagnóstico lo antes posible. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios muy competitivos. Puedes comprar una consulta de reumatología desde 26 euros. Elige entre más de 4.000 clínicas y hospitales de toda España, y ahórrate las listas de espera aunque no tengas seguro médico.
Te informamos de que solo utilizaremos tus datos para enviarte las actualizaciones que se produzcan en los comentarios de post.
Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, limitación u oposición al tratamiento de datos y portabilidad en materia de protección de datos en la dirección de correo electrónico dpo@saludonnet.com tal y como se detalla en la “Información Adicional”, que podrá ser consultada en https://www.saludonnet.com/politica-privacidad