¿Qué es la turbinoplastia? Diagnóstico y tratamiento
Los cornetes son estructuras que se ubican en las paredes laterales del interior de la nariz. Están compuestos de hueso esponjoso y mucosa y se extienden en ambos conductos nasales como un tejido en forma de cresta. Su función es hidratar y templar el aire que entra a través de las fosas nasales. A veces, los cornetes de la parte inferior se agrandan y bloquean el paso del aire. En estos casos se denominan cornetes hipertróficos; para corregir este defecto el paciente se debe someter a una cirugía denominada turbinoplastia, que consiste en la reducción de los cornetes.
Diagnóstico de cornetes hipertróficos
Por lo general, durante el proceso de inspiración y expiración los cornetes se hinchan y se encogen. Pero en algunas personas, al coger aire, los cornetes se pueden hinchar en exceso, bloqueando el paso normal del mismo. Esto produce una sensación de taponamiento nasal y obliga a respirar por la boca.
Para el examen del estado de los cornetes, el otorrinolaringólogo evalúa los síntomas del paciente y realiza un examen de la nariz. El médico puede hacer una exploración completa a través de un procedimiento conocido como endoscopia nasal, que permite comprobar y diagnosticar la causa de la obstrucción.
Tras realizar un diagnóstico, el especialista indica al paciente las diversas opciones para su tratamiento. Si se detecta que los cornetes están inflamados, es probable que se prescriban una serie de medicamentos, con el propósito de ayudar a disminuir el tamaño de los mismos y aliviar la obstrucción nasal. Si este tratamiento no da lugar a ninguna mejoría, se debe considerar la opción de realizar una turbinoplastia. Esta cirugía se puede combinar con otros procedimientos como una cirugía endoscópica de los senos paranasales o una septoplastia (cirugía para enderezar el tabique nasal).
Existen distintas técnicas para realizar la cirugía de turbinoplastia:
- Reducción por radiofrecuencia. Para esta intervención se utiliza energía de alta frecuencia, temperatura y baja potencia. Se aplica mediante electrodos que se introducen en los cornetes. Estos electrodos están fríos y transmiten las ondas directamente a los tejidos, para provocar un efecto de vaporización y destrucción. La radiofrecuencia afecta solo al punto de contacto, por lo que los tejidos circundantes no se dañan. El procedimiento se lleva a cabo bajo anestesia local y sin necesidad de incisiones, ya que se aplica a través de los orificios nasales. La reducción del cornete es inmediata aunque después de la intervención es normal que permanezcan inflamados durante un tiempo aproximado de entre 5 y 10 días, dependiendo del paciente.
- Cirugía endoscópica nasosinusal (CENS). En primer lugar se aplica un descongestionante nasal para, a continuación, diseccionar y extraer el hueso y el tejido de los cornetes inferiores. Esta técnica de turbinoplastia se realiza utilizando una fina fibra óptica rígida que se introduce a través de las fosas nasales. Una vez se localiza el lugar exacto de la apertura de los senos nasales, se procede a la resección del tejido que produce la obstrucción. Finalmente se lleva a cabo un control del sangrado y, en algunos casos, se coloca un taponamiento nasal o láminas de silicona para evitar la adherencia de las paredes y las hemorragias. Este procedimiento requiere el uso de anestesia general y según la complejidad, el paciente será dado de alta en el mismo día o permanecerá un par de días ingresado.
- Resección por microdebridador. Es una técnica endoscópica que permite una mayor precisión y un gran control del tejido que se va a retirar. Consiste en realizar una minúscula incisión en el cornete a través de la cual se introduce una pequeña cuchilla, con la que se retira el tejido anormal que dificulta la respiración. En ocasiones, también se requiere una resección parcial del componente óseo del cornete. El sangrado es mínimo.
Postoperatorio
Tras una turbinoplastia puede que el paciente necesite llevar unos tapones de forma temporal. Esto ocurre en una de cada veinte cirugías de este tipo. Después de la intervención es común que el paciente presente sensación de fatiga, congestión, dolor moderado y un leve drenaje nasal. Estos síntomas comienzan a disminuir después de la primera semana. En ocasiones muy raras, se puede producir un sangrado excesivo que se controla sin problema aplicando tapones nasales. También suele prescribirse un tratamiento temporal de irrigaciones o aerosoles salinos, aunque cada paciente puede requerir unos cuidados operatorios específicos que deberá establecer el cirujano especialista.
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