¿Qué es el SIBO? Síntomas, diagnóstico y tratamiento

Las molestias intestinales pueden ser un problema común y, en muchos casos, se les atribuye al Síndrome del Intestino Irritable (SII). Sin embargo, existe otra condición llamada SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado) que puede ser responsable de estos síntomas.

¿Qué es el SIBO?

El SIBO es una condición en la cual hay un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado. Normalmente, se espera que el intestino delgado contenga una cantidad limitada de bacterias, principalmente en la parte final del intestino. Sin embargo, en personas con SIBO, estas bacterias se encuentran en grandes cantidades en todo el intestino delgado, lo que puede causar una serie de síntomas incómodos.

Causas del SIBO

Las Causas son diversas y pueden variar de una persona a otra. Estas son algunas de las principales:

  • Disfunción del sistema digestivo. Cuando el sistema digestivo no funciona de manera adecuada, como ocurre en casos de disminución de la motilidad intestinal o retraso en el vaciamiento del estómago, las bacterias pueden proliferar en el intestino delgado. Esto puede suceder debido a diversas razones, como la presencia de enfermedades como la enfermedad de Crohn o el síndrome del intestino irritable.
  • Mal funcionamiento de la válvula ileocecal, que se encuentra entre el intestino delgado y el intestino grueso. Esta válvula tiene la función de controlar el flujo de alimentos entre ambos órganos. Si no funciona correctamente puede permitir que las bacterias del intestino grueso ingresen al intestino delgado, lo que lleva al crecimiento excesivo de bacterias.
  • Abuso prolongado de antibióticos. Si bien son eficaces para eliminar las bacterias dañinas, también pueden afectar negativamente a las beneficiosas en el intestino. Esto puede dar lugar a un desequilibrio de la flora intestinal y permitir que las bacterias dañinas se multipliquen en el intestino delgado.
  • Ciertas enfermedades subyacentes, como la diabetes, la enfermedad celíaca o la cirrosis hepática, pueden contribuir al desarrollo del SIBO. Estas condiciones pueden afectar el sistema inmunológico, la motilidad intestinal y la producción de enzimas digestivas, lo que a su vez favorece el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado.
  • Estilo de vida, como una dieta baja en fibra y alta en azúcares refinados, el estrés crónico y el sedentarismo, también pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo.

Síntomas del SIBO

Los síntomas pueden variar entre las personas, pero los más comunes incluyen:

  • Distensión abdominal: sensación de hinchazón y aumento del tamaño del abdomen.
  • Flatulencia: producción excesiva de gases que pueden ser embarazosos e incómodos.
  • Diarrea: las deposiciones sueltas y frecuentes pueden ser un síntoma común.
  • Dolor abdominal: molestias y los cólicos en la zona abdominal.
  • Malabsorción: el sobrecrecimiento bacteriano puede interferir con la absorción de nutrientes, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales.

Diagnóstico del SIBO

El diagnóstico puede ser un desafío, ya que los síntomas pueden ser similares a los del SII y otras condiciones intestinales. Sin embargo, es importante realizar un diagnóstico preciso para poder iniciar el tratamiento adecuado.

  • Historia clínica: el médico puede realizar una entrevista para obtener información sobre los síntomas y la duración.
  • Análisis de sangre: se pueden realizar pruebas para buscar signos de malabsorción y otras anomalías en la sangre.
  • Test de aliento de hidrógeno: consiste en ingerir una solución de lactulosa y medir los niveles de hidrógeno en el aliento. Un aumento en los niveles de hidrógeno puede indicar esta afección.
  • Cultivo de líquido intestinal: en algunos casos, se puede realizar una endoscopia para obtener una muestra de líquido intestinal y realizar un cultivo para identificar las bacterias presentes.

La importancia de un diagnóstico preciso

Es importante recordar que no siempre que hay molestias intestinales se trata de SIBO. Muchas veces, los síntomas pueden ser causados por otras condiciones como el SII, intolerancias alimentarias u otros problemas digestivos. Por ello, es fundamental acudir a un médico especialista para obtener un diagnóstico adecuado y un tratamiento específico para cada caso.

Tratamiento del SIBO

Una vez que se ha diagnosticado, existen varias opciones de tratamiento con el objetivo de reducir el sobrecrecimiento bacteriano y aliviar los síntomas.

  • Antibióticos: son frecuentemente utilizados. Los tipos y duración del tratamiento pueden variar según las necesidades de cada paciente.
  • Probióticos: son bacterias saludables que pueden ayudar a restaurar el equilibrio en el intestino. Sin embargo, su uso en este caso es controvertido y debe ser supervisado por un profesional de la salud.
  • Dieta baja en carbohidratos fermentables (FODMAP): se ha demostrado que una dieta baja en FODMAPs, que son carbohidratos que fermentan en el intestino y pueden alimentar el crecimiento de bacterias, puede aliviar los síntomas.

No todo es SIBO

Desde hace algún tiempo, el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado se ha convertido en un tema muy popular en el ámbito de la salud intestinal. Cada vez más personas que sufren de molestias intestinales comunes, como el malestar estomacal, la hinchazón o la diarrea, tienden a creer que padecen esta patología como la causa subyacente de sus síntomas. Sin embargo, este fenómeno plantea la pregunta: ¿por qué todo el mundo que tiene molestias intestinales cree que tiene SIBO?

El primer motivo es la facilidad con la que se puede acceder a información en Internet. Es fácil encontrar artículos, blogs y testimonios personales que describen los síntomas de una manera similar a las experiencias de las personas con molestias intestinales. Esto lleva a una autoidentificación y a una creencia de que esta afección es la causa de sus síntomas.

Otro factor que influye en esta creencia generalizada es la falta de educación y comprensión sobre la complejidad del sistema digestivo. Esto puede generar confusión y la búsqueda de respuestas rápidas y sencillas, como encontrar una sola causa para todos los problemas digestivos.

Además, los síntomas como la hinchazón, los gases o la diarrea, son bastante comunes y se pueden atribuir a muchas otras condiciones gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal o la intolerancia a algunos alimentos.

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Los mejores alimentos para prevenir el estreñimiento

Objetivo: prevenir el estreñimiento. Esta afección es una de las complicaciones dietéticas más comunes en el mundo. Se define como el movimiento intestinal persistentemente lento o intenso, que implica la presencia de heces duras y difíciles de evacuar. Afecta a la calidad de vida de las personas y muchas veces dificulta las actividades cotidianas debido a los síntomas.

Su incidencia es más alta entre los mayores de 65 años. Sin embargo, la prevalencia es elevada en todas las edades, siendo más frecuente en las mujeres. Así, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, entre el 10% y el 15% de la población en todo el mundo presenta estreñimiento crónico.

Dieta saludable para prevenir el estreñimiento

Aunque hay una gran cantidad de remedios comunes y medicamentos disponibles para prevenir el estreñimiento, lo mejor es actuar para que no ocurra. Una dieta adecuada que abarque alimentos ricos en sustancias nutritivas y laxantes naturales es la mejor opción. Incluye productos con alto contenido de fibras, agua, alcalinizantes y minerales como el magnesio, el hierro y el zinc. A continuación hablamos de los alimentos para prevenir el estreñimiento.

Frutas

Algunas de las mejores frutas para prevenir el estreñimiento son los plátanos maduros, mangos, papaya, kiwi, ciruelas, naranjas y frambuesas. Estas últimas son excelentes fuentes de fibras solubles e insolubles y ayudan a promover el tránsito intestinal saludable.

Verduras

Las verduras de hoja verde como la espinaca, la lechuga, la rúcula, el berro, el repollo y la acelga contienen gran cantidad de fibra soluble e insoluble. Esto hace que ayuden a suavizar las heces y contribuyan al tránsito intestinal. Las hortalizas como las zanahorias, la coliflor, los calabacines y los tomates pueden ayudar a prevenir el estreñimiento y aumentar el consumo de fibras.

Lácteos

Los lácteos tienen una buena cantidad de agua y, por lo tanto, son excelentes alimentos para prevenir el estreñimiento. Los productos lácteos como el yogur, los quesos, el requesón y los descremados son ricos en probióticos que ayudan a mantener un equilibrio óptimo de la flora y una salud intestinales óptima.

Legumbres

Las legumbres son excelentes fuentes de fibra para prevenir el estreñimiento. Las judías, las alubias, los garbanzos, las lentejas y los guisantes también son ricos en minerales, alcalinizantes y otros nutrientes esenciales que ayudan a mejorar la salud intestinal.

Semillas

Otra excelente opción para prevenir el estreñimiento son las semillas como la chía, el lino y el sésamo. Estas semillas son ricas en fibra solubles, fenoles y ácidos grasos omega-3, y también proporcionan protección contra la inflamación y ayudan a mantener el tránsito intestinal saludable.

Nueces

Las nueces son una excelente opción para aumentar el consumo de fibra y prevenir el estreñimiento. Contienen una mezcla única de nutrientes como magnesio, zinc, calcio, potasio y proteínas, que contribuyen a la normalización de la salud intestinal.

Granos

Los granos integrales como el arroz y la cebada integral son ricos en fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes que pueden ayudar a prevenir las evacuaciones muy espaciadas y dolorosas.

Alimentos probióticos

Los alimentos probióticos como el kéfir, el chucrut, el tempeh y la kombucha, contienen naturalmente bacterias beneficiosas que mejoran el tránsito intestinal. Estas a su vez ayudan a prevenir el estreñimiento al mantener la microbiota intestinal saludable.

Otros consejos para prevenir el estreñimiento

Además de una dieta saludable, hay algunos consejos simples que ayudan a prevenir el estreñimiento. Incluyen:

  • Mantenerse hidratado.
  • Evitar la cafeína y el alcohol.
  • Reducir el consumo de alimentos procesados.
  • Limitar la ingesta de carnes, alimentos ricos en grasas saturadas y lácteos enteros.
  • Realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado cada día.
  • No tomar alimentos difíciles de digerir.

Estreñimiento en verano

Los cambios en los hábitos de nutrición, el tipo de alimentos que se ingieren, la variación de temperaturas y las exposiciones a los rayos ultravioleta son algunas de las causas más comunes de estreñimiento que se presentan durante el verano.

En esta época del año es más frecuente que no se cuide tanto la alimentación. Esto se debe a que muchas personas tienden a consumir alimentos refinados, rápidos y con bajo contenido en fibra durante este periodo. Algunos ejemplos son las frituras y los alimentos procesados, que carecen de la fibra y líquidos necesarios para alcanzar una buena salud digestiva.

También es común que muchas personas descuiden el consumo de líquidos. Así, hay estudios que demuestran que beber menos de los niveles recomendados de líquidos produce estreñimiento.

Asimismo, durante el verano hay una tendencia a hacer menos ejercicio. En realidad, el deporte es uno de los factores más importantes para mantener la salud digestiva. Genera movimiento, lo que promueve la evacuación de los alimentos.

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Enfermedad de Crohn: causas, síntomas y tratamiento

¿Qué es la enfermedad de Crohn?

La enfermedad de Crohn (EC) es una patología inflamatoria crónica y autoinmune del tracto gastrointestinal que se caracteriza por lesiones en la mucosa de las vías digestivas. Afecta sobre todo al intestino delgado y principio del intestino grueso, pero también a otras partes del tubo digestivo como el colon y el recto. 

Provoca dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso y generalmente aparece en personas de edades tempranas, entre los 15 y 30 años. En casos más serios, la enfermedad puede causar complicaciones como malabsorción nutricional, anemia, estreñimiento, fístulas o cáncer. Asimismo, puede producir una amplia gama de síntomas no relacionados con el sistema digestivo, tales como artritis, inflamación de los ojos, piel o boca. 

La EC es una de las dos principales enfermedades inflamatorias intestinales (EII), junto con la colitis ulcerosa. Otra patología que conlleva un trastorno gastrointestinal esel síndrome de colon irritable. A diferencia de las anteriores, generalmente no conlleva complicaciones graves y puede ser aliviado con dieta, ejercicio y medicamentos.  

Causas de la enfermedad de Crohn

Aunque no se conoce la causa exacta, existen varias hipótesis. Estas incluyen factores genéticos, factores ambientales, una respuesta inmune anormal y un desequilibrio bacteriano en el tracto digestivo. A medida que avanza la investigación, es probable que se identifiquen otros factores relacionados con la EC.

  • Factores genéticos. Estudios recientes han señalado los genes NOD2, que se asocian con el síndrome de Crohn. Este gen es responsable del reconocimiento de patógenos y activación de la respuesta inflamatoria. Así, se puede decir que la enfermedad de Crohn puede ser hereditaria. Los factores genéticos también se relacionan con la susceptibilidad a la enfermedad y sus síntomas.
  • Factores ambientales. Un estudio realizado en el Reino Unido descubrió que los pacientes que viven en áreas contaminadas tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad. El estudio también sugiere que la exposición crónica a sustancias venenosas o tóxicas puede estar relacionada con su desarrollo.
  • Una respuesta inmune anormal. Puede implicar una activación excesiva de ciertas células inmunes que pueden provocar inflamación en el tracto gastrointestinal. Esta respuesta inmune exagerada puede provocar la inflamación crónica típica de la EC.
  • Un desequilibrio bacteriano en el tracto digestivo. Determinadas bacterias pueden desempeñar un papel en la génesis de esta enfermedad. 

En conclusión, aunque se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Crohn, se identificaron varias hipótesis diferentes. 

Prevalencia y factores de riesgo

En España se estima que existen 16 casos por cada 100.000 habitantes, siendo casi un 1% de la población del país quienes padecen alguna enfermedad intestinal inflamatoria. Así, cerca 150.000 personas están afectadas por EC o por colitis ulcerosa, de las cuales el 25% son niños y adolescentes. En EEUU el porcentaje aumenta hasta el 3% o 4%. 

A nivel mundial no hay datos precisos sobre el número exacto de personas que sufren esta patología, ya que el diagnóstico de la enfermedad es difícil.  No obstante, se calcula que alrededor de 5 millones de pacientes tienen alguna EII. 

Hay ciertos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de una persona de desarrollarla. Estos incluyen: 

  • Historial familiar de enfermedad de Crohn. 
  • Tener entre 20 y 29 años. 
  • Tener otras afecciones inflamatorias, como enfermedad de las encías o artritis reumatoide. 
  • Tener un sistema inmunológico debilitado. 
  • Medicamentos como antibióticos o antiinflamatorios no esteroideos (AINES).
  • Fumar. 

Síntomas de la Enfermedad de Crohn

Los síntomas van desde leves y esporádicos hasta severos y muy incapacitantes, dependiendo de donde se localicen y de la severidad de la inflamación. Los más comunes incluyen: 

  • Dolor abdominal, generalmente en el lado derecho.  
  • Diarrea. 
  • Fiebre. 
  • Sangre en las heces
  • Pérdida de peso. 
  • Cansancio. 
  • Malestar general. 

Cuando esta patología se complica, los síntomas también pueden incluir dolor o hinchazón en la espalda, glándulas inflamadas y fístulas. Si cualquiera de estos síntomas persiste durante más de una semana, es importante acudir a un especialista en aparato digestivo

Problemas de salud asociados a la Enfermedad Crohn

Además de los problemas de salud directamente relacionados con la EC, existen otros asociados con el trastorno. Estos incluyen la anemia, el dolor crónico, el sangrado y aumento de los niveles de azúcar en la sangre. Los pacientes también pueden experimentar dolor de espalda, falta de energía, fatiga, depresión, trastornos hormonales, problemas digestivos y trastornos del sueño. 

Tipos de enfermedad de Crohn

Existen varios tipos de enfermedad de Crohn, según dónde se localiza la enfermedad en el tracto digestivo. Así, se puede hablar de EC: 

  • De intestino delgado. 
  • De intestino grueso. 
  • De recto.
  • De boca a ano. 

Diagnóstico de la EC

El especialista en aparato digestivo generalmente realiza un examen físico, en el que el médico evalúa el estado del abdomen y también realiza pruebas para determinar si hay marcadores sanguíneos anormales indicativos de la EC. Estas pruebas incluyen: 

  • Análisis de sangre que incluya hemograma completo, prueba de función hepática, bioquímica sanguínea, niveles de proteína C reactiva o fibrinógeno. 
  • Colonoscopia. 
  • Endoscopia digestiva alta. 
  • Pruebas de imagen como ecografías o tomografías computarizadas

Tratamiento de la enfermedad de Crohn

¿Tiene cura la enfermedad de Crohn? Aunque no existe una cura para esta patología, es tratable. El tratamiento de Crohn puede controlar los síntomas y prevenir las complicaciones relacionadas. Así, muchos pacientes encuentran alivio y pueden llevar una vida normal y saludable.

La mayoría de las personas reciben tratamientos para la enfermedad de Crohn a largo plazo para controlar sus síntomas. Esto generalmente implica: 

  • Medicamentos para reducir la inflamación, como los corticosteroides, los inmunosupresores o los antineoplásicos. Los analgésicos y antidiarreicos pueden ayudar a aliviar los síntomas. 
  • Reposo intestinal durante algunos días. En este tiempo el paciente no puede comer nada y solo beber algunos líquidos. Una dieta saludable también es importante.
  • Cirugía para corregir obstrucciones intestinales o para eliminar lesiones localizadas.
  • Terapias biológicas en los casos más severos, como el uso de inmunoglobulinas o las infusiones de proteína TNF-alfa. 
  • Terapias alternativas como el yoga, el entrenamiento suave y la meditación. 

Prevención de la enfermedad de Crohn: cambios en la dieta

Llevar una dieta adecuada para esta enfermedad puede reducir los síntomas. Algunos consejos sobre qué comer con enfermedad de Crohn o qué no debe comer un enfermo de Crohn son: 

  • Evitar los alimentos con alto contenido de fibra, especialmente frutas y verduras crudas.
  • Consumir productos lácteos, carnes magras y alimentos ricos en proteínas. 
  • Limitar los alimentos ricos en grasa y azúcar.
  • No tomar bebidas carbonatadas. 
  • Probar alimentos y bebidas ligeros, como caldos de verduras, yogur desnatado y zumo de frutas.
  • Comer poca cantidad, pero con más frecuencia. 
  • Huir de los alimentos picantes, fritos o grasos.
  • Beber líquidos a temperatura ambiente para ayudar a equilibrar los niveles de líquido en el cuerpo.
  • Llevar un diario para identificar los alimentos que sientan mal. 

Complicaciones de la EC

Esta patología puede tener efectos serios en la salud general del paciente. Puede causar complicaciones que abarcan desde la obstrucción intestinal hasta la disminución del aporte de nutrientes al cuerpo. Los más destacados son: 

  • Obstrucción intestinal. Se produce cuando la inflamación causa una estrechez en el intestino, lo que impide el paso de los alimentos.
  • Una disminución del aporte de nutrientes al cuerpo debido a la malabsorción. La obstrucción de las áreas intestinales también puede interferir en la absorción de nutrientes desde el tracto digestivo, lo que lleva a una desnutrición.
  • Fístulas, deformidades y estenosis intestinal. La inflamación y la presión excesiva dentro del tracto digestivo pueden ocasionar la formación de fístulas, junto con deformidades y estrechamientos en el intestino.
  • Un sistema inmunológico reducido.
  • Aumento del riesgo de infecciones y cáncer. Algunas formas están asociadas con un riesgo aumentado de cáncer, de modo especial el cáncer de colon.

Esperanza de vida de la enfermedad de Crohn y pronóstico 

La esperanza de vida para los pacientes con EC depende de varios factores, como los avances terapéuticos y los cambios en el estilo de vida

Los nuevos medicamentos, especialmente los esteroides, han demostrado ser eficaces para controlar los impactos inflamatorios en la enfermedad. Estos fármacos ayudan a los pacientes a mantener el control de los síntomas durante períodos más largos, aumentando su esperanza de vida. Los medicamentos como la ciclosporina, que es un agente inmunomodulador, también son positivos a largo plazo. Estos fármacos se usan para reducir los síntomas a corto plazo y ayudar a los pacientes a controlar los brotes. 

El estilo de vida saludable juega un importante papel en la supervivencia de los pacientes con EC. Tener un peso saludable, la ingesta adecuada de nutrientes, no fumar y el ejercicio físico son clave para mantener una buena salud. 

Además, también están las estrategias que ayudan a reducir el nivel de estrés y ansiedad, que pueden tener un impacto positivo en la esperanza de vida del paciente. 

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Qué es la gastritis crónica: causas, síntomas y tratamiento

La gastritis crónica es una enfermedad abdominal común que afecta tanto a adultos como a niños. Consiste en la inflamación del revestimiento del estómago, de la mucosa gástrica, lo que impide la correcta digestión de los alimentos y la absorción de nutrientes. La enfermedad se desarrolla cuando hay una disminución en los niveles de ácido gástrico y el estómago se vuelve vulnerable a los factores externos que dañan la mucosa, como los antibióticos o el alcohol. 

La principal diferencia entre la gastritis crónica y la gastritis aguda es el tiempo de duración. Los síntomas de la primera pueden durar meses o incluso años, mientras que la gastritis aguda es una enfermedad transitoria y dura sólo unas pocas semanas. Aunque hay personas que la padecen de manera asintomática, muchas otras sufren molestias abdominales y dolor. Además, si no se trata de manera adecuada, puede llevar a complicaciones. 

Es importante no confundir esta patología con la gastroenteritis crónica en adultos y niños, otra afección del aparato digestivo en la que existe una inflamación del estómago y también de los intestinos. 

Causas de la gastritis crónica

Los especialistas sospechan que la gastritis crónica puede estar causada por varios factores. Las principales causas o factores de riesgo para desarrollarla serían: 

  • Infecciones bacterianas. La infección por Helicobacter pylori contribuye al desarrollo de la gastritis crónica y es su principal causa. Incluso puede ser precursora de una úlcera duodenal o de un cáncer gástrico.
  • Toma prolongada de determinados medicamentos, como los analgésicos. Sobre todo, hace referencia a los antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno. 
  • Ingesta excesiva de alcohol y consumo de tabaco. 
  • Algunas enfermedades autoinmunes. Se produce cuando hay un mal funcionamiento del sistema inmunitario, el cual comienza a atacar al organismo en vez de defenderlo.
  • Edad. Las personas de avanzada edad tienen un revestimiento del estómago más delgado. Además, el riesgo que presentan de coger infecciones como la del Helicobacter pylori es mayor. 
  • Situación de estrés. La gastritis crónica por estrés es cada vez más frecuente. 

Otras causas menos comunes se deben principalmente a factores hereditarios o a algunas reacciones adversas a la comida.

Síntomas de gastritis crónica

Vivir con gastritis crónica puede ser muy molesto. El dolor, el malestar y la incomodidad asociados con esta enfermedad pueden afectar la vida cotidiana. Para poder tomar las medidas adecuadas para tratarla, es importante estar atento a los síntomas. Algunos de los más comunes son:

  • Dolor epigástrico (molestias en la boca del estómago). 
  • Eructos con mal olor, náuseas y vómitos.
  • Indigestión y sensación de pesadez. 
  • Malestar general. 
  • Aerofagia

Otros síntomas menos frecuentes pueden incluir la presencia de brillantes puntos rojos en la parte delantera de la lengua, dolores de cabeza, sudoración excesiva, pérdida de peso, fatiga extrema y presión en el pecho.

Estos síntomas se agravan después de consumir comidas picantes, frías, ácidas, grasientas o con alto contenido de ajo. Algunas veces los alimentos no llegan a digerirse y su contenido aún puede ser identificado en las heces. Las molestias alimenticias suelen desaparecer una vez que la inflamación disminuye. Si los síntomas no mejoran con tratamiento, se recomienda una evaluación y pruebas médicas para identificar y tratar la causa subyacente. 

En general, los síntomas de la gastritis crónica y aguda son similares. Estos incluyen dolor en el abdomen superior, acidez estomacal, indigestión, náuseas y vómitos. Ambos tipos de gastritis también pueden causar fatiga y falta de apetito. Sin embargo, algunos de los síntomas de la gastritis aguda como la diarrea, el dolor en el pecho y un aumento del ritmo cardíaco, son diferentes.

Tipos de gastritis crónica

Esta enfermedad crónica puede tener una variedad de presentaciones clínicas, dependiendo de la causa subyacente. Se puede clasificar en 4 tipos principales: 

  • Autoinmune. Implica una inflamación autoinmune por una alteración del sistema inmunológico. Esta forma de gastritis suele ocurrir en personas con enfermedades sistémicas autoinmunes, como en la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la artritis reumatoide. 
  • Dependiente de medicación. Suele ocurrir como resultado del uso prolongado de aspirina o antinflamatorios no esteroideos. Estos medicamentos son conocidos como los factores de riesgo de la gastritis crónica. 
  • Inducida por la dieta. Se produce como resultado de beber mucho alcohol, comer grandes cantidades de carne, exceso de sal y azúcar, etc. 
  • Relacionada con Helicobacter pylori. La bacteria invade la membrana mucosa del estómago y provoca una inflamación crónica en los tejidos circundantes. Los síntomas más frecuentes son ardor, náuseas, vómitos, diarrea, dolores de estómago, indigestión y mal aliento. Los tratamientos que se pueden recomendar son los antibióticos para combatir la infección, así como la reducción de la ingesta de alcohol y los medicamentos antiácidos para disminuir la acidez estomacal. El médico también puede prescribir al paciente otros medicamentos para acelerar la recuperación y reducir las molestias.

La gastritis crónica severa es una forma más avanzada, caracterizada por daño severo e inflamación del revestimiento de la mucosa del estómago. En los casos más graves, puede conducir a la anemia y a una deficiencia nutricional.

Diagnóstico de la gastritis crónica

Diagnosticar la gastritis crónica es esencial para comenzar un tratamiento temprano y prevenir complicaciones más graves. En el diagnóstico se incluyen los siguientes pasos: 

  • El médico realiza la historia clínica, en la que figuran los antecedentes clínicos del paciente. Esto ayuda a evaluar la presencia de factores de riesgo como el envejecimiento, el hábito tabáquico, el uso prolongado de aspirina u otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), la infección por Helicobacter pylori o la exposición a la radiación. Asimismo, descarta enfermedades con un patrón similar como la úlcera gastroduodenal, el cáncer gástrico o la enfermedad inflamatoria intestinal
  • Lleva a cabo una exploración física. El médico busca síntomas como dolor abdominal, náuseas y vómitos, así como otros signos de enfermedad como sudoración fría, palidez, mareos o taquicardia.
  • Test del aliento o Prueba del helicobacter pylori. Se realiza para determinar si hay una infección bacteriana o para descartar otras patologías capaces de causar síntomas similares. Consiste en tomar un líquido que contiene un alto contenido en urea marcada con un isótopo natural no radiactivo de carbono 13, y soplar a continuación en una bolsa. También se puede pedir un análisis de sangre, para medir el nivel de hierro y la albúmina. 
  • Se realiza una endoscopia gástrica o gastroscopia para obtener una muestra de tejido gástrico para su posterior análisis. Esta prueba permite al médico ver el revestimiento del estómago para verificar si hay lesiones e infección bacteriana.
  • Biopsia de tejido gástrico para confirmar el diagnóstico de gastritis crónica. La biopsia también permitirá evaluar la severidad del daño inflamatorio para determinar el tratamiento adecuado para el paciente. 

Una vez confirmado el diagnóstico, el médico especialista en aparato digestivo indica la medicación a tomar para controlar los síntomas y reducir el daño en el revestimiento del estómago.

Tratamiento de la gastritis crónica

El tratamiento depende de varios factores como el origen, edad y salud general del paciente. Si los síntomas son leves o incluso si el paciente está asintomático no será necesario hacer tratamiento. Sin embargo, si los síntomas persisten tendrá que realizar un tratamiento completo.

Existen diferentes tratamientos médicos y alternativos para la gastritis crónica. Los médicos suelen recetar una combinación de medicamentos para controlar el aumento del ácido gástrico, reducir la inflamación y aliviar el dolor.  Incluyen: 

  • Antiácidos. Reducen la producción de ácido estomacal y alivian el dolor y el malestar causados por la gastritis crónica. Un ejemplo es el bicarbonato de sodio. 
  • Antieméticos, protectores gástricos e inhibidores H2. Reducen la inflamación y previenen la irritación del estómago
  • Antagonistas de los receptores de histamina. Disminuyen la cantidad de ácido producido por la mucosa gástrica.
  • Terapias que reducen la secreción ácida. 

Si está causada por una infección bacteriana, es posible que también se recete un antibiótico para eliminar la bacteria causante. Así, en los casos es los que está provocada por Helicobacter pylori se suele utilizar una combinación de inhibidores de la bomba de protones, amoxicilina y claritromicina durante un periodo de 7 a 10 días.

La gastritis crónica no es contagiosa, por lo que no existe riesgo de transmisión a otros. Si bien no puede ser curada completamente, la correcta administración de alivio de los síntomas, el control de la inflamación y el tratamiento de la causa básica reducen significativamente los síntomas y previenen sus complicaciones. 

Tratamientos naturales

Además de la terapia farmacológica, se puede optar por un tratamiento natural de la gastritis crónica, que incluye algunos cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a aliviar los síntomas. Si queremos saber qué comer con gastritis crónica hablaríamos de: 

  • Reducir el consumo de alimentos y bebidas ácidas, como los jugos cítricos, la cafeína y el alcohol. 
  • Evitar comer alimentos grasos y hacer varias comidas pequeñas durante todo el día en lugar de comer mucho en una sola ocasión. No tomar, tampoco, alimentos picantes. 
  • Beber mucha agua durante el día, a fin de mantener el organismo hidratado. También tomar infusiones para gastritis crónica como la manzanilla, el té verde o la menta. 
  • Realizar actividad física regularmente, en lugar de permanecer sentado por largos periodos. 

Consecuencias de la gastritis crónica

Esta patología puede producir una variedad de síntomas, entre los que se incluyen vómitos, náuseas, dolor abdominal y diarrea. Además, pueden observarse cambios en el sabor de los alimentos, así como dolores de cabeza y fatiga. Estos síntomas pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas; sin embargo, el mayor problema que puede causar la gastritis crónica es que la inflamación del estómago puede dañar los vasos sanguíneos del revestimiento del estómago, lo que a su vez puede provocar sangrados internos. Estos sangrados a menudo son difíciles de detectar y pueden conducir a la anemia, así como a problemas graves de la salud si no se tratan a tiempo. 

Otra seria complicación de la gastritis crónica es la úlcera estomacal. Las úlceras pueden ser tanto profundas como dolorosas, con síntomas que incluyen acidez estomacal intensa, ardor en la parte superior del abdomen, eructos persistentes y dolor que empeora con la ingesta de alimentos. Las úlceras pueden ser especialmente difíciles de tratar, y es posible que se necesiten medicaciones prolongadas para aliviar los síntomas. 

Además, la gastritis crónica aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de estómago. Estudios recientes han demostrado una relación entre la gastritis crónica y el cáncer de estómago; de hecho, algunos expertos estiman que el 25% de las personas con este cáncer también padece de gastritis crónica. Esto es especialmente preocupante, ya que es una enfermedad potencialmente letal si no se detecta y trata a tiempo. 

En conclusión, la gastritis crónica es una afección muy común que a menudo se pasa por alto. Los pacientes deben ser conscientes de los síntomas y las complicaciones y, si sospechan que tienen algo más que una gastritis leve, deben pedir cita con el médico. 

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Heces amarillas: causas y cómo tratarlas

El color normal de las heces es marrón, en cualquier tonalidad, por la bilis secretada por el hígado y unos niveles saludables de bilirrubina. Pero en ocasiones la coloración de las deposiciones es diferente. Las heces son el producto final de la digestión y pueden ser amarillas, verdes, negras, blanquecinas o color rojizo. Este último aparece cuando hay sangre en los excrementos.

Cada color indica una cosa diferente y da pistas sobre el estado de salud de la persona, por lo que es importante prestar atención a las deposiciones para saber si hay que acudir al médico o es algo normal.

Causas de heces amarillas

Las personas que se preguntan qué significan las heces amarillas deben consultar al médico, ya que muchas veces esta coloración está relacionada con un problema de salud. Las principales causas son: trastornos del hígado y la vesícula, del páncreas, enfermedad celiaca, síndrome de Gilbert, infecciones víricas o bacterianas, dieta rica en grasas o estrés. Vamos a analizar cada causa e indicar cómo se puede evitar que ocurra.

Trastornos del hígado o la vesícula biliar

La bilis es una sustancia que se genera en la vesícula biliar y es liberada en el intestino con el fin de ayudar en la digestión de las grasas mediante su emulsión. Es la encargada de proporcionar el color marrón de las heces normales.

Los trastornos del hígado como la cirrosis hepática y la hepatitis pueden reducir o eliminar las sales biliares que ayudan al cuerpo a digerir los alimentos y absorber los nutrientes. Prescindir de estas sales puede tener como consecuencia que las heces sean amarillas.

Trastornos del páncreas

Las heces amarillas aparecen en patologías como la pancreatitis crónica o el cáncer de páncreas. Cualquier obstrucción en el conducto pancreático o la existencia de fibrosis quística puede hacer que las heces se vuelvan de color mostaza.

Estas enfermedades evitan que el páncreas proporcione la suficiente cantidad de enzimas que los intestinos necesitan para digerir los alimentos. Cuando las grasas que no se digieren pueden dar lugar a heces con un aspecto amarillo y grasiento. Incluso pueden flotar y tener un aspecto espumoso.  

Enfermedad celiaca

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada. Las personas celiacas tienen intolerancia al trigo, la avena, cebada y centeno. Así, todas las harinas son tóxicas para una persona celiaca.

Cuando un celiaco toma gluten su sistema inmunológico responde atacando y dañando los tejidos del intestino delgado. Esto hace que los intestinos no pueden absorber los nutrientes que el cuerpo necesita apareciendo diarrea, estreñimiento, vómitos o dolores de cabeza.

Cuando las heces son fétidas y contienen grasas en exceso probablemente es debido a que el cuerpo no las absorbe bien. Una de las causas de las heces amarillas pastosas puede ser la celiaquía.

La enfermedad celiaca no tiene cura, pero sus síntomas se pueden controlar eliminando por completo el gluten de la dieta.

Síndrome de Gilbert

El síndrome de Gilbert es un trastorno genético del hígado. Se caracteriza por una coloración amarillenta de la piel y las heces y se debe a unos niveles de bilirrubina muy altos. Es una patología frecuente que padecen entre el 3% y el 10% de la población.

Esta alteración suele ocasionar muchas molestias y estrés, porque el paciente relaciona la coloración amarilla con una enfermedad hepática grave. Se diagnostica mediante una analítica, en la que se ve que la bilirrubina indirecta está elevada y mediante una prueba genética.

Esta alteración genética no tiene ningún tipo de tratamiento, ya que no es una enfermedad grave e incluso puede ser beneficiosa en algunos casos, ya que tienen protección frente a enfermedades cardiovasculares y neurológicas.

Infecciones intestinales

Las infecciones pueden ser virales, bacterianas o producidas por parásitos. Las heces amarillas aparecen a consecuencia de la inflamación en las paredes intestinales, que evita la absorción de la grasa. Las infecciones más habituales que tiñen las heces de amarillo son la Escherichia coli y Giardia lamblia.

Enteritis por Escherichia coli

La E. coli es una bacteria que habita en el intestino y es parte de la flora normal. La mayoría de las infecciones son endógenas, causadas por la misma flora del paciente. No obstante, las cepas que producen gastroenteritis se adquieren de forma externa. Suelen convertirse en bacterias patógenas cuando adquieren factores de virulencia.

Giardiasis

La giardiasis es una enfermedad parasitaria provocada por el parásito giardia lamblia. El hábitat natural de este agente es el intestino delgado proximal, sobre todo el duodeno.

La giardia es un parásito que suele encontrarse en el agua contaminada o los alimentos. Es una bacteria que dura unas dos semanas, por lo que durante ese tiempo es normal tener problemas intestinales. Las personas más predispuestas a ser infectadas por este protozoo son los niños menores de 5 años y los pacientes inmunodeprimidos. Las principales vías de transmisión son la fecal-oral o persona a persona.

Los síntomas principales son:

  • Heces amarillas.
  • Olor fuerte y desagradable.
  • Gases abundantes y malolientes.
  • Deposiciones blandas llenas de grasa.

La giardiasis no se prolonga más de unas cuantas semanas si se indica un tratamiento antibiótico.

Estrés y dieta

Lo más frecuente es tener las heces amarillas a causa del estrés y la dieta.

Cuando una persona tiene estrés, su cuerpo responde acelerando el proceso digestivo. Es frecuente, además, en esos casos, que haya diarrea. También es normal asociar heces amarillas y ansiedad. Realizar terapia para evitar el estrés y la ansiedad ayudará a recuperar el color normal de las heces.

Asimismo, la dieta puede hacer que las heces sean amarillas si se toman alimentos ricos en colorantes alimenticios, batata, cúrcuma o zanahoria o dieta con muchas grasas. Un exceso de grasa en las heces, como consecuencia de malabsorciones, produce también la coloración amarillenta.  

Para prevenir que las heces se vuelvan amarillas a causa de la dieta hay que evitar tomar muchos alimentos grasos, procesados o que causen dolor estomacal.  

Heces amarillas en bebés

El color amarillo o mostaza en las heces de los bebés es normal a partir de la primera semana de vida. Por lo general no hay que preocuparse si la consistencia es cremosa o líquida o contienen grumos blancos. Las heces tienen ese color porque los alimentos están menos tiempo en el estómago.

En el artículo Por qué cambia el color de la caca de un bebé se explica que todos los colores de las deposiciones son normales, excepto el blanco, rojo o negro.

Cuándo acudir al médico por heces amarillas

Como hemos comentado, es importante fijarse en el color y textura de las heces, para descartar cualquier problema de salud. Muchas veces son de ese color solo por un breve periodo de tiempo, al haber ingerido alimentos que la han teñido.

Hay que acudir al médico cuando:

  • Color mostaza duradero. Cuando este color se prolonga más de una semana.
  • Acompañadas de sangre. Es importante realizarse una prueba de sangre oculta en heces.
  • Dolor de tripa que acompaña a las heces amarillas.

Si en los últimos días has notado que tus heces han cambiado de color y se han vuelto amarillentas, piensa en la alimentación que has llevado para saber si puede ser la causa. Si has comido de manera saludable o el color de las deposiciones se prolonga en el tiempo lo recomendable es que acudir al médico para que realice un diagnóstico e indique el tratamiento adecuado. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios muy asequibles.

¿Por qué suenan las tripas?

A todo el mundo le ha pasado alguna vez que, en el momento más inoportuno, le suenan las tripas sin poder evitarlo, provocando rubor y nerviosismo ante esa situación. Tener gases en el tracto digestivo es completamente normal y generalmente no ocurre por nada malo, pero en la mayoría de las ocasiones el sonido suele causar vergüenza.

El ruido abdominal o borborigmo puede aparecer por una disbiosis intestinal, es decir un desequilibrio de la flora intestinal que puede evitarse llevando un buen estilo de vida y una alimentación adecuada. Los sonidos abdominales están causados por el viaje que realizan los alimentos a través de los intestinos. Son normales y pueden durar entre 5 y 35 minutos.

Proceso de digestión

La digestión comienza en la boca, lugar por el que entran los alimentos que son masticados y mezclados con la saliva, que cuenta con muchas enzimas. A través de un proceso químico se forma el bolo alimenticio, preparado para ser digerido por el resto del sistema digestivo a través del proceso de deglución. La comida se comprime y va hacia el estómago, donde empieza a sintetizarse y liberar componentes que ayudan a los alimentos a degradarse. A continuación, llega al intestino delgado; es aquí donde se degradan la mayor parte de alimentos y se realiza la absorción de muchos nutrientes. Una vez que el organismo degrada y absorbe lo que necesita, elimina lo innecesario.

El estómago y el intestino delgado son los órganos en los que hay mayor movimiento en el sistema digestivo. A mayor actividad y motilidad más serán los ruidos generados. La presencia de gases y líquidos en estos órganos, producidos al tragar y hablar, son los causantes de que se generen ruidos en el abdomen.  Cuando se movilizan forman pequeñas burbujas que causan el típico burbujeo que escuchamos.

Causas de los ruidos

Tanto el estómago como el intestino no son órganos silenciosos, sino que producen ruidos huecos. Los sonidos fisiológicos son normales y pueden estar causados por varios motivos. Los principales son:  

  • Estómago vacío, por hambre. Al ni haber bolo en el intestino sino gas, las contracciones hacen que baje y produzca sonido.
  • Abundantes gases.
  • Inflamaciones gastrointestinales.
  • Diarrea o deposiciones blandas o líquidas.
  • Obstrucción intestinal.

Cómo evitar los ruidos abdominales

Existen algunos consejos para las personas a las que les suenan las tripas. Los principales son:

  • Comer despacio y de forma pausada.
  • Masticar bien para acelerar el proceso de digestión. Se aconseja masticar entre 10 a 40 veces cada bocado.
  • No comer chicle.
  • No ingerir bebidas gaseosas.
  • No fumar para evitar aspirar gases.
  • Reducir el consumo de bebidas alcohólicas.
  • Disminuir el consumo de alimentos flatulentos como legumbres, brócoli o coliflor.

Mantener el colon limpio

No todos los alimentos caen bien en el estómago. Hay personas que tienen intolerancias alimentarias que hacen más pesadas las digestiones. Es importante, por ese motivo, conocer cada cuerpo y saber qué es lo que sienta bien y qué no.

Algunos especialistas recomiendan realizar limpiezas de colon varias veces al año. Sobre todo, está indicado en el caso de personas con muchas flatulencias, ventosidades, halitosis o borborigmo frecuente. Esta limpieza puede realizarse tomando un par de cucharadas de aloe vera por la mañana y por la noche durante 14 días. Una vez realizada, se debe tomar flora bacteriana.

También se puede adecuar la dieta al grupo sanguíneo, tal y como explica Peter J. D’Adamo en sus trabajos.

Si crees que te suenan las tripas demasiado y además el sonido va acompañado de vómitos, dolor, náuseas o diarrea te recomendamos que acudas a un especialista para que te ayude. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios asequibles.

¿Cuál es la mejor dieta para la diverticulitis?

Los divertículos son un defecto del intestino grueso, unas pequeñas bolsas que se forman en el colon en las que se puede llegar a meter comida digerida en forma de residuo. Se producen porque la piel de la mucosa del intestino se dilata y pierde fuerza en algunas zonas, debido a la acumulación de residuos irritantes, dando lugar a la formación de esas pequeñas burbujas. Se pueden ver en una colonoscopia y en una tomografía computarizada de colon.

La diverticulosis es la presencia de estos divertículos en el intestino grueso. Cuando estas bolsas se inflaman se habla de diverticulitis, una patología que produce dolores intensos.

Principales síntomas

Tener divertículos es algo muy habitual a partir de los 50 años. Entre un 30% y un 40% de los mayores de 60 años los tienen y un 50% de las personas con más de 80 años presentan diverticulitis. Existen algunos factores de riesgo como una dieta pobre en fibra, el estreñimiento o el exceso de consumo de carnes rojas.

La enfermedad diverticular produce síntomas molestos que afectan al día a día de las personas. Los principales son:

  • Dolor en fosa iliaca izquierda.
  • Malestar incapacitante, que duele al caminar.
  • Estreñimiento.
  • Fiebre.
  • Escalofríos.

La diverticulitis puede presentar complicaciones como sangrado, inflamación, perforación y obstrucción. Es importante acudir al médico para conocer el alcance de la patología. Si el paciente presenta solo inflamación, se puede tratar con medicación antibiótica. Cuando el divertículo está perforado, hay pus o residuos fecales es necesario operar de manera urgente.

Dietas para diverticulitis: para prevenir y para tratar

La mejor dieta para prevenir y evitar que se generen los divertículos y se puedan inflamar es una alimentación rica en fibra. Con ello se consigue que el tránsito intestinal sea el adecuado y que no queden residuos depositados que irriten el colon.  Tomando entre 25 y 35 gramos de fibra al día se evitan los gases y la inflamación. El ejercicio diario también ayuda a tonificar los músculos del intestino, mejorando su funcionamiento.  

Pero una vez que la patología aparece y hay síntomas, la dieta debe cambiar, ingiriendo alimentos fácilmente digeribles para que el intestino se pueda limpiar correctamente. Es decir, se debe de hacer una dieta sin fibra para la diverticulitis. Esto suele durar unos 15 o 30 días. Finalizado el proceso agudo es importante volver a una dieta rica en fibra.

Alimentos a evitar con diverticulitis

Los siguientes alimentos pueden llegar a interferir en las bolsas o divertículos y producir inflamación, por lo que es importante evitar tomarlos en la fase aguda.

  • Verduras de hoja verde.
  • Cebolla.
  • Semillas y frutos secos.
  • Frituras.
  • Panes, amasados integrales y harinas.
  • Legumbres.
  • Frutas con semillas como el kiwi, las uvas, el tomate o las fresas.
  • Pimienta, ajo, cebolla y aderezos industriales como mayonesas, mostazas, kétchup, que irritan el colon. Alimentos picantes.
  • Bebidas con alcohol.

Alimentos a tomar con diverticulitis

La dieta debe incluir productos que no irriten el colon. Algunos de ellos son:

  • Té y los lácteos (en función de la tolerancia de cada persona),
  • Pan blanco y bizcocho.  
  • Plátanos. Tienen fibra, pero son de fácil digestión.
  • Zumo de naranja colado sin pulpa.
  • Pescado con verduras sin cáscara.
  • Purés.

Los métodos de cocinado recomendables son el horno, la cocción y el vapor.

Limpieza intestinal

Una buena forma de limpiar el colon cuando se tienen divertículos es haciendo de vez en cuando una limpieza intestinal. Se trata de una dieta líquida para la diverticulitis. Durante un día la persona no toma ningún alimento, solo ingiere una mezcla de agua o infusión con una cucharada sopera de magnesio y un poco de zumo de limón. Se pueden tomar hasta 5 o 6 litros en un día, y es importante estar cerca del baño.

Si tiene síntomas compatibles con la diverticulitis debe acudir al médico para que realice un examen físico y pueda hacer un correcto diagnóstico. También puede orientar sobre la mejor dieta para la diverticulosis. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios accesibles.

Qué es GGT en un análisis de sangre

La GGT o Gamma Glutamil Transferasa es una enzima hepática, que se concentra sobre todo en el hígado, pero que también está presente en otras partes del cuerpo humano como el riñón, el páncreas, el intestino, el bazo, la próstata, el pulmón o el cerebro. En un análisis de sangre se puede medir la cantidad de GTT que una persona tiene en la sangre.

Análisis de sangre gamma glutamil transferasa

La Gamma Glutamil Transferasa hace las funciones de molécula de transporte, para mover otras por el cuerpo y ayuda al hígado a metabolizar fármacos y otras toxinas. Su principal función es proteger al organismo frente al estrés oxidativo.

El rango normal de los niveles de GGT en análisis de sangre es de 5 a 48 unidades por litro, aunque pueden variar según la condición y el sexo. Así, los valores de referencia de una GGT normal son:

  • Varones: Entre 6 y 45 U/L
  • Mujeres: entre 5 y 30 U/L

GTT elevada: causas

¿Qué significa GGT alto en análisis de sangre? Que los niveles de esta enzima aumenten en sangre suele ser un indicador de que hay problemas en el hígado. Es frecuente que el médico solicite un análisis de sangre en el que incluya la GGT, así como otras determinaciones que miden las enzimas hepáticas, cuando sospecha que el hígado está dañado o puede existir alguna enfermedad hepática, sobre todo relacionada con el consumo de alcohol.

Tal y como se indica en el artículo Pruebas de función hepática: B, AST, ALT, FA y GGT, publicado por laRevista Española de Enfermedades Digestivas y escrito por Victoria Busto Bea y César Herrero Quirós, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, la Fosfatasa Alcalina y la GGT se elevan cuando se produce colestasis, es decir, cuando hay un impedimento para que la bilis llegue desde las células hepáticas al intestino. Cuando esto ocurre puede aumentar también la bilirrubina.

Pero es importante tener en cuenta que la elevación de GGT no solo puede deberse a causas hepáticas.

Niveles elevados de GGT por causas hepático-biliares

Como se ha comentado, es la causa más frecuente y puede deberse a diversas patologías como:

  • Cirrosis biliar primaria.
  • Consumo crónico de alcohol.
  • Hepatitis aguda o crónica.
  • Colangitis.
  • Existencia de obstrucciones en las vías biliares
  • Hepatitis de tipo medicamentosas.

Cuando los valores de la GGT aumentan por encima del nivel de referencia más de 10 veces se puede pensar en una colestasis o una hepatitis alcohólica. Si el incremento se encuentra entre 5 y 10 veces el valor normal puede ser una hepatitis aguada o crónica, una cirrosis sin colestasis, una pancreatitis u otras hepatopatías.

Elevación de la GGT por causas no hepáticas

Algunas de las causas del aumento de la GGT, por motivos que no tienen que ver con problemas en el hígado son:

Principales síntomas del aumento de GGT

La prueba de la GGT se indica cuando el especialista sospecha que puede haber algún problema en el hígado. Los síntomas no son iguales en todas las personas, aunque los más frecuentes son:

  • Vómitos.
  • Fatiga.
  • Inflamación abdominal.
  • Pérdida del apetito.
  • Orina de color oscuro.
  • Heces de color muy claro.

Si tienes alguno de los síntomas que hemos comentado o te has hecho una analítica y tienes la GGT elevada y el resto normal, te recomendamos que acudas al médico para que te explore e indique las pruebas necesarias para realizar un diagnóstico adecuado. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y con precios mucho más económicos que si fueras como paciente privado.

Síndrome del colon irritable: síntomas, causas y tratamiento

El síndrome del colon irritable es una alteración del aparato digestivo que se produce por un trastorno funcional del intestino, crónico y benigno. Lo tienen entre un 10% y un 15% de la población actual en los países desarrollados y puede afectar tanto a niños como a adultos. Se asocia con dolor abdominal e hinchazón, que se alterna con alteraciones gastrointestinales como el estreñimiento, la diarrea o ambos.

Este trastorno, que supone una merma en la calidad de vida de las personas, también es conocido como el síndrome del intestino irritable (SII), colitis mucosa o colon espástico. Existen tres subtipos: síndrome de intestino irritable con estreñimiento, con diarrea y mixto.

En España la prevalencia es del 8% y afecta con más frecuencia al sexo femenino, a mujeres de entre 20 y 50 años, tal y como se indica en el artículo Síndrome del intestino irritable, del doctor Rafael Castañeda-Sepúlveda . Aquí, 2 de cada 5 personas no saben qué es el SII, a pesar de padecer los síntomas.

Principales síntomas

El síndrome del colon irritable no se considera una enfermedad grave, porque no supone una amenaza para la vida, pero sí afecta a su calidad. Cuenta con periodos en los que el paciente está asintomático y otros en los que hay recaídas. Así, cuando ocurre esto último, repercute negativamente en la calidad de vida y el bienestar de quien lo padece.

Este trastorno funcional del aparato digestivo se caracteriza por la presencia de tres síntomas:

  1. Malestar abdominal.
  2. Meteorismos (gases).
  3. Alteraciones en el ritmo intestinal (estreñimiento, diarrea o ambos).

Causas del colon irritable

No existe una causa específica, aunque sí una combinación de factores. Están implicados la alimentación, la microbiota o flora intestinal, las infecciones, el sistema nervioso del aparato digestivo, la inflamación, el estrés y los factores psicosociales.

La principal causa del colon irritable en países industrializados como España es el estrés, por lo que se puede pensar que, en ocasiones, el origen del colon irritable es psicosomático. Por lo general son personas que tienen niveles altos de ansiedad y, en algunos casos, han padecido episodios de abusos emocionales, físicos o sexuales a lo largo de su infancia.

El cerebro y el intestino están muy relacionados, por lo que los diferentes estados de ánimo influyen en las secreciones intestinales. Se sabe que cuando se pasa miedo, nervios, ansiedad o tristeza se segrega más bilis. Esto a su vez puede producir diarreas o cambios en el tránsito intestinal. Por este motivo es muy importante saber controlar los estados de ánimo.

Más de un 25% de las personas con SII comienza con una infección en el tracto digestivo como algún episodio grave de diarrea, producido por el desequilibrio en la flora intestinal.

Este trastorno también está relacionado con la proliferación bacteriana en el intestino delgado o la intolerancia a ciertos alimentos que causan problemas digestivos.

Alivio de síntomas del colon irritable

El tratamiento farmacológico de este trastorno se limita a aliviar sus síntomas. Así, están indicados.

  • Espasmolíticos, cuando hay dolor.
  • Antidiarreicos, para la diarrea.
  • Normalizadores de permeabilidad intestinal y productos con xiloglucano, con diarrea crónica o recidivante.
  • Fibra y laxantes, cuando hay estreñimiento.
  • Prebióticos y probióticos, cuando hay cambios de la microbiota intestinal.

Las personas que tiene colon irritable deben cuidar su alimentación, con el fin de normalizar el tránsito intestinal. Es importante conocer, con la ayuda de un especialista, si existen alimentos que producen sensibilidad, intolerancia o alergia. Por lo general suelen ser leche, trigo, marisco, huevos, frutos secos, algunos pescados y la soja, aunque depende de cada caso.

Para ello se realizan dietas de exclusión, en las que se elimina de la dieta el alimento sospechoso por unos días y después se vuelve a introducir, observando si ha habido cambios. También hay pruebas de laboratorio que detectan las intolerancias.

Para controlar los niveles de estrés se recomiendan infusiones de valeriana y passiflora. Con la ayuda de un nutricionista se puede realizar una pauta dietética que ayude a normalizar el tránsito intestinal y evite los brotes agudos.

Tratamiento y cambio de rutina

El tratamiento debe incluir una serie de rutinas que el paciente debe llevar a cabo.

  • Dieta controlada.
    • Se deben ingerir alimentos naturales, no procesados, y libres de herbicidas y pesticidas. Estos últimos son tóxicos suponen una irritación para la mucosa intestinal y un daño para la flora intestinal.
    • Reducir el consumo de cereales y limitar los alimentos que dañan.
    • Masticar despacio.  
  • Vitamina D.  Se ha comprobado que a bajos niveles de vitamina D son mayores los síntomas del intestino irritable. Es importante añadir a la dieta alimentos que tengan vitamina D, tomar el sol y hacer uso de suplementos, en caso de que fuera necesario.
  • Suplementos nutricionales. Los de fibra ayudan en la formación de las heces. Los suplementos de prebióticos y probióticos ayudar a eliminar el meteorismo y equilibran la flora intestinal. También se recomiendan suplementos del calcio y magnesio.
  • Fitoterapia o uso de plantas con efectos medicinales.
  • Realizar ejercicio ayuda a la flora intestinal, a controlar el estrés y calma sentimientos de depresión o ansiedad.
  • Osteopatía.
  • Técnicas de relajación o meditación para la gestión emocional y del estrés.

Si has reconocido los síntomas y crees que puedes tener síndrome del colon irritable, es recomendable que acudas al médico para que realice un correcto diagnóstico y ponga tratamiento lo antes posible. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte, sin esperas y a los mejores precios.

¿Tienes un problema con las flatulencias?

¿Crees que tienes demasiados gases? ¿No sabes cómo solucionar tu problema con las flatulencias? Muchas personas consideran que expulsan muchos gases al día por el recto, pero no saben que es habitual tener flatos entre 10 y 20 veces al día, que muchas veces pasan inadvertidos. Los gases del tracto intestinal, conocidos también como ventosidades, cuescos o pedos, son la expulsión del exceso de gas por vía rectal.

Aparecen cuando se ingiere mucho aire al tragar o porque lo generan las bacterias de la flora intestinal al fermentar los hidratos de carbono que el intestino delgado no digiere. Pueden ser olorosos o no, y en la mayoría de los casos incomodan a quien los tiene. Generalmente están compuestos por nitrógeno en mayor parte, hidrógeno y dióxido de carbono. No hay que preocuparse porque se trata de una afección muy común.

¿Cómo se originan las flatulencias?

Es muy habitual que en el aparato digestivo haya gases que son expulsados por diferentes orificios del cuerpo como la boca, en el caso de los eructos, o el ano en el de los flatos. Estos últimos suelen producirse en el colon y, aunque son inflamables, no causan ningún peligro. El problema de flatulencias también se llama meteorismo , tal y como explican en un artículo los doctores V. F. Moreira y A. López San Román, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid. Es un cuadro clínico que aparece a causa de un exceso de gas en el intestino que hace que la sensibilidad de las paredes de este órgano se distienda. Tal y como indican los especialistas es frecuente que se produzca en personas que tienen trastornos digestivos.

Las flatulencias provocan espasmos intestinales y distensión abdominal. Existen diferentes motivos por los que aumentan las flatulencias y la mayoría están relacionadas con la forma en la que nos alimentamos. Las principales causas son:

  • Aerofagia o tragar demasiado aire por comer o beber muy rápido.
  • Episodios de estrés.
  • Comer muchos hidratos de carbono que el organismo no absorbe bien, así como bebidas gaseosas.
  • Aumentar la ingesta de fibra en la dieta.
  • Aparición de algunas intolerancias como a la lactosa o el gluten.
  • Tomar medicación que produzca cambios en la flora intestinal.

Síntomas de los gases

Tener demasiados gases produce síntomas como ruidos en la tripa, eructos, muchas ventosidades e hinchazón abdominal que aumenta en la tarde y la noche. Hay personas que tienen una mayor sensibilidad y una respuesta dolorosa a la distensión del intestino. Eso no quiere decir que tenga más cantidad de gases en el intestino que el resto de personas.

Con una simple radiografía del abdomen se ve la acumulación de gas en la cámara de aire del estómago y en el ciego.

Tratamiento de las flatulencias

Para tener menos gases es importante llevar una vida saludable y modificar la alimentación, eliminando todos los alimentos que puedan producir gases. En el artículo Flatulencia, de Ángela Bosch, se dan unas pautas sobre la dieta que hay que llevar para evitar los gases. Las alimentos hay que limitar son:

  • Leche y lácteos.
  • Carnes muy condimentadas y charcutería.
  • Legumbres cocinadas con alimentos grasos.
  • Verdura que produzca gases como las alcachofas, la coliflor, el brócoli o los puerros.
  • Café, té y bebidas gaseosas o con alcohol.
  • Bollería industrial con azúcar refinado.
  • Azúcar, sacarosa, fructosa y glucosa.

Además hay que evitar comer abundantemente y sazonar demasiado los alimentos. Asimismo hay que masticar despacio y respetar los horarios de las comidas.

Para tratar este problema también existen algunos fármacos. Dependiendo de lo que el paciente necesite el médico puede recetar medicamentos que que alivian la hinchazón abdominal, disminuyen el dolor, favorecen el tránsito intestinal o eliminan la ansiedad que hace que se trague más aire.

Si tienes muchas flatulencias y te incomodan en tu día a día o te causan dolor acude al médico para que te valore y ponga el mejor tratamiento. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte sin esperas y a precios muy económicos.

Qué es y cómo se trata el hígado graso

El hígado graso no alcohólico es un trastorno del metabolismo que se produce cuando aparecen depósitos de grasa en las células hepáticas.  En concreto se amontonan ácidos grasos y triglicéridos sin que exista un consumo significativo de alcohol ni de medicamentos que sean tóxicos para este órgano. Se trata de la enfermedad hepática crónica más habitual en el mundo. Es una patología benigna y no suele evolucionar a peor si se toman las medidas necesarias.

Principales síntomas del hígado graso

Esta enfermedad muchas veces es silenciosa, lo que hace más difícil su diagnóstico. En ocasiones una analítica alerta del problema, al tener el paciente las transaminasas elevadas. En otras se puede ver en una ecografía abdominal. La prueba más efectiva para su diagnóstico es la biopsia hepática.

Cuando los síntomas dan la cara es más fácil presuponer que ocurre algo. El hígado graso suele presentar una sintomatología concreta, que se hace visible sobre todo después de las comidas. Los principales síntomas son:

  • Malestar general.
  • Dolor en el abdomen, principalmente en la parte superior derecha.
  • Fatiga generalizada.
  • Pesadez de estómago.
  • Pérdida de peso.

Hace años se creía que esta enfermedad estaba relacionada con un consumo importante de alcohol. Pero ahora se sabe que hay factores de riesgo que predisponen a tener el hígado graso. Los principales son:

  • Diabetes de tipo 2.
  • Obesidad, sobre todo abdominal.
  • Sexo femenino.
  • Dislipidemia o la elevación anormal de la concentración de grasas en la sangre (colesterol, triglicéridos, colesterol HDL y LDL).

Tratamiento del hígado graso

No existe un tratamiento que acabe con el hígado graso, pero esta patología sí mejora si se siguen unas recomendaciones, que tienen que ver con llevar una vida saludable. Las más importantes son:

  • Adelgazar y optar por una dieta mediterránea, que contenga mucha fruta y verdura. Se recomienda acudir a un especialista para que ayude a llevar una alimentación adecuada, ya que una pérdida rápida de peso o un aumento en poco tiempo puede perjudicar al hígado. Lo ideal es disminuir al menos en un 10% el peso corporal en un periodo de seis meses. Para ello hay unas sencillas pautas que se deben seguir.
  1. Alimentos a evitar: leche de vaca, quesos, grasa animal, dulces y alcohol.
  2. Alimentos a tomar: reforzar la ingesta de proteína, alimentos ricos en fibra que ayudan a absorber las grasas, pescado azul, legumbres y limón, en ensaladas y mezclado con agua.
  • Ejercicio diario, para ayudar a eliminar la grasa que sobra y corrige la resistencia a la insulina junto a los excesos de colesterol y triglicéridos. Preferentemente se recomienda realizar ejercicio aeróbico como andar, correr o patinar.

Asimismo se deben tratar los diferentes componentes del síndrome metabólico. Los medicamentos para esta patología buscan disminuir el peso del paciente, una sensibilización de la insulina, antioxidantes y la modulación de receptores nucleares y de la microbiota intestinal, según indican desde el Boletín de Información Clínica Terapéutica de la Academia Nacional de Medicina de México. Si crees que tienes el hígado graso acude al médico para que pueda realizar un diagnóstico adecuado y poner el tratamiento correspondiente. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte, sin esperas y con total garantía.

Rectorragia o sangrado anal: causas y tratamiento

La rectorragia o sangrado anal es algo más común de lo que pensamos. Aunque es alarmante, no en todos los casos significa que el paciente tenga una enfermedad grave.

Qué es la rectorragia

La rectorragia es la emisión de sangre roja a través del ano, de manera aislada o junto con las heces. Según varios estudios realizados se sabe que un tercio de la población ha experimentado, al menos en una ocasión, pérdidas de sangre por vía rectal. No obstante menos de la mitad ha acudido al médico por este motivo.  Es frecuente que el sangrado anal se deba a una hemorragia digestiva baja, con origen en el colon. También puede ser debido, cerca del 20%, a una hemorragia digestiva alta con tránsito intestinal acelerado.

El diagnóstico de la rectorragia no puede realizarse solo con la historia clínica y la exploración física. En este caso es necesario realizar otras pruebas complementarias avanzadas.

Causas de la rectorragia

Es frecuente que la existencia de sangre en las heces se produzca a consecuencia de una afección anorrectal benigna, como son las hemorroides. No obstante es importante su estudio, puesto que puede ser un síntoma de enfermedades graves como el cáncer de colon o la enfermedad inflamatoria intestinal, entre otras. Diversos estudios demuestran que cerca de un 40% de los pacientes con más de 45 años con rectorragia presentan lesiones neoplásicas de intestino grueso, entre las que se encuentran el cáncer colorrectal y los adenomas.

Las principales causas, cuando una persona tiene heces con sangre, son:

  • Hemorroides.
  • Fístula anal.
  • Úlcera rectal.
  • Proctitis (ulcesora, actínica o infecciosa).
  • Diverticulosis.
  • Pólipos colorrectales.
  • Cáncer colorrectal.
  • Angiodisplasia.
  • Otras patologías como colitis isquémica o endometriosis.

Rectorragia sin dolor

La rectorragia no tiene que ser dolorosa. Puede acompañarse de molestias o no en función de la patología que la cause, que puede ser leve (lo más común) o grave. Así, puede haber pérdidas de sangre que no causen dolor, como los divertículos, los pólipos sangrantes de colon y recto, las hemorroides internas, el parasitismo intestinal o el cáncer del colon. Lo importante es acudir siempre al médico cuando haya sangrado anal, independientemente de si existe rectorragia sin dolor.

Qué hacer cuando hay rectorragia: tratamiento

Cuando un paciente acude a consulta a causa de una rectorragia aguda el médico debe cuantificar la pérdida de sangre. Para ello el especialista realiza una exploración física de la región anoperineal, que debe concluir con un tacto rectal. En algunos casos también puede hacer una anuscopia para explorar el canal anal con la ayuda de un pequeño tubo que permite ver el interior o una sigmoidoscopia para observar además del canal anal, el recto y parte del colon.

Cuando hay sangre en las heces se recomienda una analítica que permita saber si el paciente tiene anemia o microcitosis. La colonoscopia total es una exploración endoscópica que muestra el colon de principio a fin y ayuda en el diagnóstico de lesiones colorrectales. El enema opaco es una prueba radiológica que se realiza con contraste para ver el colon y recto.

El tratamiento de la rectorragia depende de la causa que lo ha provocado. En los casos en los que sangre en las heces está causada por hemorroides el tratamiento se basa en la eliminación de dichas hemorroides, con un cambio de alimentación y hábitos, en los casos más leves, o a través de una cirugía llamada hemorroidectomía. Si la causa es una patología más grave es necesario tratar el origen para eliminar la rectorragia (cáncer de colon, pólipos… etc).

Hematoquecia vs rectorragia

La hematoquecia es la emisión de sangre de color rojo intenso, que se produce de forma aislada o junto con las heces y se origina generalmente por una hemorragia en el colon o en el recto. Por lo general aparece como consecuencia de lesiones localizadas por debajo del ángulo del Treiz, que es la conexión que hay entre el duodeno y el yeyuno, en la zona en la que se eleva el duodeno hacia la parte izquierda del diafragma.    

Por su parte la rectorragia es la emisión de sangre por vía rectal, independientemente de cuál sea su origen digestivo.

Rectorragia por hemorroides

La existencia de sangre al defecar está directamente relacionada con las hemorroides. Se produce por un aumento de la presión intraabdominal, que va unido a la realización de esfuerzos (al defecar, levantar peso o a causa de una hipertrofia prostática). Las hemorroides internas están recubiertas de mucosa y se encuentran en el plexo superior y las hemorroides externas aparecen en el plexo externo.

Sus principales síntomas son:

Un dieta rica en fibra y baños de asiento con agua tibia son parte del tratamiento de las hemorroides. En casos más graves se opta por la cirugía.

Rectorragia en niños

La causa más frecuente de la rectorragia en niños es la existencia de una fisura anal. Suele ocurrir en la parte lateral del ano y va acompañada de estreñimiento y dolor al defecar. También puede haber rectorragia por proctitis, con sangramiento rectal en cantidades pequeñas, en el caso de los lactantes y recién nacidos.  

Asimismo también puede aparecer sangre en las heces a causa de colitis ulcerosa, diarrea infecciosa, pólipos, esofagitis o invaginación intestinal, entre otras patologías. Es poco frecuente que los niños tengan hemorroides, a pesar de estar estreñidos.

Si tienes pérdidas de sangre por el ano debes acudir al médico para que evalúe las posibles causas. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte con el diagnóstico y tratamiento.

Cómo tratar el estreñimiento crónico

Entre el 12 y el 20% de la población en España padece estreñimiento crónico. No es una enfermedad sino un síntoma muy molesto que afecta más a las mujeres que a los hombres y que alcanza sus picos en las personas mayores de 65 años. Pero ¿sabemos exactamente cuándo podemos hablar de estreñimiento? Los médicos indican que se trata de la imposibilidad de realizar al menos tres deposiciones a la semana.

No es bueno reprimir las ganas de ir al baño porque esa acción acaba produciendo un estreñimiento crónico si se prolonga durante más de tres meses. Cuando esto sucede las heces se vuelven duras y bastante escasas y se obliga a la persona a hacer verdaderos esfuerzos para evacuar, sin ganas.

Según revelan los estudios realizados, casi la mitad de los pacientes que acuden a consulta por este problema llevan con él más de medio año. Muchos buscan tratamiento cuando llega un momento en el que les afecta en su calidad de vida diaria. Otros lo hacen porque tienen  molestias puntuales en la tripa o porque han notado que hay sangre en sus heces.

Factores que ayudan a su aparición

El estreñimiento crónico es grave porque afecta en la calidad de vida de los pacientes tanto a nivel mental como físico y social. Incluso puede llegar a causar algún tipo de complicación como la aparición de hemorroides y fisuras anales, sobre todo en personas que tienen sobrepeso o en mujeres que han tenido más de un parto. Existen diferentes remedios para el estreñimiento crónico, que pasan por:

  • Cuidar la dieta dejando a un lado los alimentos que ayudan al tránsito intestinal.
  • Beber mucha agua a lo largo del día.
  • Realizar ejercicio diario.
  • No tener sobrepeso u obesidad.
  • No tomar medicación que ralentice la evacuación.
  • Evitar reprimir las ganas de ir al baño y posponer el momento.

Cuando una persona acude al médico por estreñimiento lo primero que suele hacer el especialista es mandarle una analítica de sangre. Una vez realizada, si considera que hay signos que deben ser estudiados, como hemorragias o anemia, es posible que solicite la realización de algunas pruebas de imagen como la colonoscopia.  

No existe un tratamiento rápido para el estreñimiento, es una solución a largo plazo que consiste en cambiar los hábitos de salud y llevar una dieta adecuada. También es importante que la persona no posponga el momento de ir al baño cuando sienta ganas, a pesar de que tenga prisa o prefiera esperar a llegar a casa. Hacerlo implica que el cuerpo termina suprimiendo la señal que manda al cerebro cuando debe de ir a defecar.

Recomendaciones contra el estreñimiento crónico

Para evitar que aparezca el estreñimiento existen algunas recomendaciones generales que ayudan a la persona a llevar un tránsito intestinal adecuado. Algunas de ellas son:

  • Tener un horario más a o menos regular para la defecación (ya sea después de la comida, del desayuno o tras hacer ejercicio). No tiene por qué ser todos los días, pero sí al menos tres días por semana.
  • Escuchar la llamada del cuerpo para ir a evacuar. Dejarlo para después hace que el reflejo se pierda.
  • Utilizar una posición en el urinario que ayude a defecar, así como tomarse su tiempo.
  • Introducir abundante fibra, proteínas y abundantes líquidos que no contengan azúcar en el desayuno.
  • En la comida principal del día tomar platos de cuchara (verduras, hortalizas, legumbres…) y carne o pescado a la plancha o hervido de segundo. Asimismo de postre elegir la fruta variada.
  • Dedicarle a la comida un mínimo de media hora y evitar acciones que produzcan aerofagia (hablar rápido, gritar…etc).
  • Reducir la ingesta de grasas animales, bollería y mantequillas. Optar por el aceite de oliva crudo con poca acidez.
  • Cenar antes de las 9 de la noche, para no retrasar que el estómago se vacíe.
  • Dejar de fumar y reducir la ingesta de alcohol.
  • Hacer ejercicio moderado habitualmente. El deporte de disciplinas como el pilates es muy bueno. Por el contrario el ejercicio brusco y exagerado afecta negativamente al cuerpo, aumentando los radicales libres.

En los niños el estreñimiento también es un problema que hay que tratar. Generalmente aparece en tres momentos importantes en sus vidas:

  • El paso de la lactancia materna a la artificial y el inicio de la alimentación complementaria.
  • El momento en el que tienen que comenzar el control de esfínteres.
  • El inicio de la escolarización.

Por este motivo los padres deben buscar remedios para el estreñimiento crónico con el fin de prevenir esta situación, con una alimentación adecuada y con medidas de conducta encaminadas a evitarlo.

Si padeces estreñimiento crónico no dudes en acudir al médico para poner remedio cambiando hábitos y estilo de vida. En SaludOnNet contamos con muchos especialistas dispuestos a ayudarte.

¿Sangre al defecar? Todas las causas del sangrado en las heces

La presencia de sangre en las heces fecales es más frecuente de lo que se piensa y no siempre es un síntoma de una enfermedad grave. Habitualmente provoca malestar y preocupación en las personas, que se dan cuenta de lo que les ocurre tras ir al baño. Aunque es necesario estudiar el origen de esas hemorragias para poner un tratamiento adecuado, la mayoría de las veces son signos de patologías leves que mejoran con tratamiento.

Atender a las señales

Muchas personas no son conscientes de que están expulsando sangre por el ano hasta que no pasa un tiempo. Para tomar medidas a tiempo es importante tener en cuenta algunos detalles de interés:

  • Mirar si el papel higiénico está manchado de sangre.
  • Comprobar si en la ropa interior o las sábanas hay restos de sangre.
  • Ver si hay franjas de sangre en las heces fecales.
  • Fijarse en el tipo de rojo de la sangre que procede del recto.
  • Mirar si las heces son de color rojo oscuro o negro.

Principales causas del sangrado

Son muchos los motivos por las que una persona puede tener sangre cuando va al baño, pero los más habituales no son los oncológicos. A medida que avanza la edad cambian las causas por las que se sangra al defecar. Las más frecuentes son:

  •  Estreñimiento. Cuando una persona tiene dificultad para evacuar por lo general realiza importantes esfuerzos en el baño que pueden generar heridas con sangre. Una de las consecuencias del estreñimiento es la aparición de fisuras anales.
  • Otra de las causas posibles son las hemorroides. Estas pequeñas dilataciones de los plexos venosos pueden ser internas o externas y sangrar cuando se han trombosado, formando un coágulo de sangre. En estos casos el sangrado presenta un color rojo brillante.
  • Cuando la sangre va acompañada de diarrea y dolor abdominal puede tratarse de una enfermedad inflamatoria intestinal, que afecta al intestino o al colon. Las más frecuentes son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. En estos casos el color de las heces es rojo y oscuro, mezclado.
  • Anemia por déficit de hierro. Es una enfermedad que afecta al 25% de la población.
  • Divertículos o lesiones benignas que aparecen en el colon y que pueden causar sangrado.
  • Cuando la sangre al defecar es de color muy oscuro, pegajosa y está mezclada con las heces puede provenir de la zona alta del estómago y se llaman melenas. En estos casos el sangrado puede provenir del esófago, estómago o intestino delgado y los médicos suelen recomendar la realización de una gastroscopia.
  • Cáncer gástrico, de esófago o de colon. Los especialistas indican para estos casos pruebas como un análisis de sangre oculta en heces o la realización de una colonoscopia como prevención del cáncer de colon para comprobar si hay pólipos, lesiones vasculares o, en el peor de los casos, cáncer de colon. 

Para evitar que pueda aparecer sangre al defecar es importante ingerir abundante líquido e incorporar fibra a la dieta para que las heces sean blandas y lavar la zona de forma cuidadosa, secándola correctamente. En el caso de que las hemorroides sean las causantes son recomendables los baños de asiento con agua tibia.

Cuando la sangre aparece en pacientes de más de 50 años puede revestir gravedad. A partir de esa edad es habitual que se realicen programas de cribado de cáncer de colon.

Qué es una hernia de hiato y cómo se trata

La hernia de hiato es un tipo de hernia adquirida que aparece en forma de protrusión o prolapso de la zona alta del estómago, por medio de la apertura del diafragma o músculo que divide el tórax y el abdomen. El hiato es un agujero que se encuentra en el diafragma, por el que pasa el esófago previo a juntarse con el estómago. Cuando se produce la hernia el estómago empuja hacia arriba hasta llegar a la zona del tórax.

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¿Qué intolerancias se pueden diagnosticar con la prueba del aliento?

Cada vez son más las personas que tienen problemas digestivos a causa de alguna intolerancia alimentaria. Están producidos, generalmente, por la mala digestión, metabolización o asimilación de ciertos alimentos, que ocasionan efectos adversos en el organismo.

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¿Cómo se manifiesta el dolor de vesícula?

La vesícula es un órgano en forma de pera que sirve para almacenar la bilis que produce el hígado. Su trabajo consiste en concentrarla en los períodos de ayuno y entregarla al intestino en los momentos de alimentación. No es un órgano vital, por lo que no tenerla o tener incapacitada no genera trastornos digestivos perceptibles por el paciente.

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Alimentos que perjudican la vesícula

La vesícula biliar se encarga de almacenar la bilis que produce el hígado. La bilis llega a este órgano a través de unos conductos y pasa al intestino, ayudando en el proceso de absorción de grasas y digestión. Cuando los conductos se obstruyen no llega adecuadamente al intestino y aparecen los problemas en la digestión en forma de náuseas, vómitos y dolor, al consumir grasas.

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