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La fístula anal se produce cuando hay una conexión extraña entre la parte interna del canal anal y la piel que rodea la zona perianal. Suele tener su causa en la formación de un absceso anal, por el bloqueo de una de las glándulas que hay dentro del ano, encargadas de la lubricación del canal. Aunque los abscesos se drenan, el 50% de ellos puede terminar convirtiéndose en fístula.

Producen dolor constante e irritación en la zona del ano o cuando la persona defeca, fiebre, supuración continua, sensación de cansancio y, en ocasiones, hemorragias.

Para conseguir eliminar una fístula de manera definitiva hay que intervenir quirúrgicamente, puesto que los medicamentos sólo alivian el malestar de manera temporal. Existen diferentes métodos quirúrgicos, en función de las características del paciente.

 La fistulotomía se suele utilizar en aquellas que se encuentran en la zona perineal. Consiste en el corte de la piel y parte del músculo del esfínter, poniendo en plano la fístula con el fin de que la herida cicatrice de dentro a fuera.

La fistulectomía se usa en aquellas más complejas y se extirpa el trayecto fistuloso. Suele durar en torno a los 60 ó 90 minutos.

En ambas se utiliza anestesia regional y requiere al menos un día de hospitalización. La recuperación se alarga en torno a las 4 ó 6 semanas, en función de la técnica empleada en la intervención. 

Qué incluye el servicio:

  • Preoperatorio.
  • Quirófano completo, medicación, monitorización y el material necesario para llevar a cabo la intervención.
  • Equipo médico y servicio de enfermería.
  • Sala de recuperación.
  • Hasta 1 día de hospitalización en planta.
  • Consulta de revisión posterior.

Qué no incluye el servicio:

  • Prueba del Covid19 - PCR (si el centro la solicitara para realizar la intervención).
  • Anatomía patológica, si precisa.
  • Otros servicios no descritos.

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